CAPÍTULO 11

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-¿Me dirás por qué carajos me trajiste a rastras hasta aquí? -Haikuan seguía preguntándole a Yibo sin obtener otra respuesta más que "Luego te explico" -. ¡Hace calor y huelo horrible! -Liu frunció su nariz luego de aspirar su camisa sudada.

Wang Yibo condujo su motocicleta durante horas y sin detenerse, a excepción de pequeños recesos obligatorios para orinar y tomar algunos sorbos de agua, por la desolada carretera, en la cual los rayos del sol rebotaban, haciéndoles aumentar considerablemente la temperatura corporal.

-Luego podrás bañarte -respondió el alfa, ingresando a la base nuevamente seguido por Haikuan.

-¿Por qué no puedo sentir tus feromonas? -Wang Yibo giró, brindándole una mirada fulminante.

-Lo sé, lo sé... "Luego te explico" -repitió el otro alfa en tono burlón y rodando los ojos.

Caminaron por largos pasillos, atravesando diferentes puertas y varios escáneres de seguridad que contaban con reconocimiento facial y dactilar.

Gusu era completamente segura.

A medida que llegaban a lo más profundo de la base, menos mecanismos sofisticados había, de igual manera, cada puerta contaba con uno o dos guardias y cámaras.

El cuerpo de Liu Haikuan se tensó al pasar por una de ellas y sacudió su cabeza. No podía ser posible... ¿O sí?

Cuando Wang Yibo detuvo su andar frente a la puerta continúa, Liu Haikuan golpeó contra su espalda, distraído por el aroma a miel que había percibido pocos pasos detrás.

-Primero quiero que conozcas a Zhan -el castaño le habló al alfa, quién no quitaba la mirada de la otra puerta.

-¿Z-Zhan? -Liu susurró.

-Sí, Zhan. ¿Qué te ocurre? -Wang Yibo preguntó, observando el extraño comportamiento de Haikuan.

-Esa es la sala donde se encuentra su hermano -señaló la puerta de Zhou Cheng-. Luego podrás entrar allí. Ahora necesito que entres conmigo y así poder explicarte todo antes que los demás me descubran.

-No puede ser... -los pies de Liu se movieron por cuenta propia-, ¿Zhou Cheng?

-Ese es el nombre de... -Wang Yibo dudó-. ¿Cómo lo sabes? ¡Hey! ¡Primero quiero... -trató de seguirlo pero la voz de mando del otro alfa lo detuvo.

-¡NO ME SIGAS! -el alfa interior de Haikuan dominó la situación.

-¿¡L-Liu!? -gruñó Wang Yibo instintivamente. El también era un alfa dominante.

-Lo siento. Y-yo d-debo entrar aquí primero. Vé tú. Luego te alcanzo -respondió, ingresando a la habitación del omega herido, dejando al castaño solo y sorprendido.

Una vez dentro, el olor dulce de la miel, invadió las fosas nasales del alfa, haciéndole soltar un corto suspiro. Caminó hacia la camilla dónde el omega descansaba.

A diferencia de Zhan, Zhou Cheng, por la herida de su pierna, reposaba dormido y sujetado a la cama por tres esposas de acero, cada una en sus extremidades, obviando la pierna lastimada.

-Zhou Cheng. Mi Zhou Cheng -susurró, arrodillándose a un lado de la camilla.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, delante de él estaba la persona que pensó nunca volver a ver. Dos de sus dedos, delinearon sin temor alguno, el frío y delgado rostro del omega hasta colocarle detrás de la oreja izquierda un mechón de pelo oscuro que cubría su frente.

-Creí que jamás volvería a verte. Regresé por tí pero... -varios sollozos escaparon de su boca-, todo se había desatado. Pensé qué te había perdido para siempre y ahora estás aquí, frente a mí...

Zombie Omega [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora