T.T: Baile lento
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-Bromeas-Percy negó, sin poder creer lo que decía.
-No lo hago.
-¿Cómo es que nunca has ido a un baile escolar?
Estaban en la playa del campamento, esperando a que tocara la corneta para la hora de la cena. Querían aprovechar a estar unos momentos a solas, hablando de cualquier cosa.
-Para ir a uno tienes que ir a la escuela-señaló.
-Oh cierto, lo siento.
-Está bien-entrelazó sus dedos juntos-. Me imagino que tu eras el rey del baile.
-¡Ja! Si claro. Podré ser popular aquí, pero allá soy el mayor perdedor del mundo.
-Imposible imaginarte como un perdedor.
-Pero lo soy. Ni siquiera me gustaba ir-se encogió de hombros-. No podía invitar a nadie, y nadie quería invitarme.
-Yo te habría invitado. Aunque estaría muy nervioso.
-¿Por qué? Te habría dicho que sí, sin pensarlo-ambos sonrieron.
Jason se puso de pie, confundiendo a su novio. Le tendió una mano.
-Percy Jackson, ¿quisieras bailar conmigo?
Apretó sus labios para no sonreír más, tratando de verse neutral.
-Mmm, podría pensarlo.
-Oh, pero será un honor para mí que el gran héroe del mundo, acepte un baile conmigo.
-Supongo que-tomó su mano- no me molestaría.
Lo ayudo a ponerse de pie.
-Ni siquiera tenemos música.
-Eso no debería ser impedimento.
-No se bailar-admitió.
-Ni yo.
-Okay.
Había tanta falta de coordinación, y pisadas en lugares equivocados, pero eso no era impedimento para que estuvieran pasando el mejor momento de su vida. No era precisamente un baile lento como tenía previsto, pero eso solo lo hacía más especial para que fuera su primera vez.
-¡Oh!
Estando tan concentrado en la mirada azul de su pareja, que sin querer, se fue para atrás con una pila de arena. Jason también estaba distraído, así que no pudo quedarse de pie. Se fueron juntos en la arena, sin dejar de sonreír.
-¿Crees qué también nos habríamos caído en la pista?-preguntó Percy, acercándose a su costado.
-Creo que hasta habríamos quedado afuera de ella.
-Oh, también seguro pisábamos el vestido de alguien-dejó su cabeza en su hombro.
Jason pasó un brazo por su cintura.
-Tal vez el tuyo.
-Grace, pisabas mi vestido y en ese segundo te habría terminado.
-Auch, sobrepones algo material a mi.
-Claro, eso me hace sentir bonito.
-Y yo-se levantó un poco para poder verlo a los ojos-solo te digo cosas bonitas.
-Muy bonitas-confirmó, dejando sus manos en su cuello-. Y haces cosas como estás.
-¿Acostarnos en la arena?
-No, hacer cosas tan lindas, que llegan hasta mi corazón.
-Justo donde estoy yo.
-Justo donde estás tú-confirmó.
Bajó hasta que lograron unirse un beso.