T.T: Hobbies compartidos.
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-¡Abajo!
-¡Rápido!
-¡Cuidado con el pozo!
-¡Recoge el hongo!
Sally toco en la puerta del cuarto de su hijo, pero en lugar de que alguien abriera, solo oyó un "¡Pase!". Al entrar, no se sorprendió de lo que vio.
Jason, su yerno, estaba sentado en la silla del escritorio, su vista clavada en la computadora. Percy estaba sentado en sus piernas, pero con la espalda hacía el escritorio, recargando su barbilla en su hombro, y con ambos brazos por su torso, en sus manos sostenía su pequeña consola. Ambos estaban demasiado concentrados, considerando que eran semidioses.
-Chicos, llevan casi cinco horas así.
-Ya casi-insistió Percy-. Jason, toma el...
-¡Lo tengo!
-¿Cuánto llevan en esa posición?
-Cinco horas-respondió Jason-. Creo que no siento mis piernas.
-Ni yo mi parte trasera-¡Corre!
-¡Ja! No me alcanzó.
-¿Este es su nuevo concepto de cita?-preguntó confundida.
-Sí, mira. Jason, bésame.
Como si fuera un robot, y sin despegar la vista de la pantalla, besó su mejilla.
-También lo hacemos cuando ganamos una partida-dijo Jason.
-¿Cuando piensan parar?
-Pronto-prometieron al mismo tiempo.
Y Sally sabía que era una gran mentira. Apenas recordaba que Jason iba a quedarse todo el fin de semana, y aún era viernes por la tarde.
-¿Así pasaran todo su fin de semana?
-Cambiaremos de posición en algún momento.
Sabía que era una batalla perdida, así que salió sin decir nada.
-Stella-llamó a la pequeña de seis años, que jugaba con sus muñecas en la sala-. ¿Por qué no subes con tu hermano y Jason? Tal vez logres convencerlos de que se despejen un poco.
Ella asintió, corriendo a la habitación de Percy.
Fue a terminar la comida, pero luego de unos minutos, no escucho ningún cambio. Volvió a subir al cuarto.
-Niños...
Si habían cambiado de posición. Jason estaba en otra pequeña consola, acostado en la cama, con la espalda recargada en la cabecera. Percy estaba acostado con su cabeza en su regazo, con su propia consola, y con Stella bajo un brazo, usando el celular de su hermano para jugar también.
-¿En serio?
-Es convivencia sana-defendió Percy-. Mira, te quiero Stella. Te amo Jason.
-También te amo Percy.
-¿Qué no es la primera vez que se dicen eso?
-Oh sí-recordó Percy.
-Y acabamos de ganar.
-Somos los mejores-chocaron los puños, sin moverse de esa posición.
Sally rodó los ojos con una sonrisa.
-Si bajan con eso a comer, se los voy a quitar por todo el fin de semana-amenazó.
-Okay-dijeron los tres al mismo tiempo.
-Es adictivo.
-Lo sabemos.