T.T: Abrazo.
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Era medianoche. En el campamento todos dormían cómodamente. Bueno, todos menos dos personas.
Jason estaba sentado en la cama de Tyson, la que estaba junto a la de Percy, observando a su amigo dormir. Pueden pensar que es raro, pero de hecho fue Percy quien le pidió que lo hiciera, pues últimamente estaba pasando por muchas secuelas de la guerra, y siempre se manifestaban a forma de pesadilla. No recordaba cuando había sido la última vez que había logrado dormir más de dos horas seguidas.
Su falta de sueño era obvia, y todos estaban muy preocupados.
Jason observó el reloj de madera en la pared. Unos minutos más, y por fin cumpliría tres horas durmiendo. Percy le había dicho que cuando eso pasará, ya podría dejar de cuidarlo, porque era muy probable que no pasaría nada.
Mientras mataba esos últimos minutos, su puso a pensar en él. Se había sentido tan halagado cuando Percy le había pedido a él que fuera quien lo estuviera velando. Saber que se sentía seguro y confiaba en él, era reconfortante. Antes creía que era simplemente porque Jason lo quería mucho, ya saben como amigos, pero era obvio que ahí había algo más.
Percy lo hacía sentir como nadie más.
Ya habían pasado los minutos, y él aún se veía tranquilo en su sueño. Percy le había dicho que podría regresar a su cabaña, pero Jason se sentiría mejor estando ahí.
Terminó de recostarse en la cama. Se quedo dormido en un parpadeo. Ya había sido un día muy cansado, pero al menos pudo ser de ayuda para él.
En su sueño pudo ver a Percy. Solo eran ellos dos en algún tipo de campo, corriendo y saltando, con sus manos entrelazadas. Definitivamente estaba enamorado como para soñar algo tan cliché.
Percy corrió, subiendo un poco por una pequeña colina. Jason lo siguió, pero llegó un momento en el que no pudo avanzar más. Estiró su mano para que Percy la tomará, pero por más que tratará de acercarse, había algo que no lo dejaba seguir.
Percy estiró su mano. Ambos trataban de tomar sus manos, pero ni siquiera sus dedos acercaban a rosarse.
-Jason-llamó con la voz débil-. Jason-repitió-. Jason, ven conmigo.
-Eso intento.
-Jason, por favor. Ven conmigo.
Con un sentimiento de desesperación, despertó de golpe, sentándose en la cama. Al ver el reloj, notó que solo llevaba unos diez minutos dormido.
Paso su mano por su rostro. Ese sueño se había sentido tan real. Aún podía escuchar la voz de Percy pidiéndole que...
-Jason.
Al girar a ver a su amigo, vio a Percy cubierto hasta el cuello. Su voz sonaba agitada y débil como en el sueño.
-Ven, por favor.
No quería gritar, porque sabía que eso lo alertaría de nuevo, por más que fuera su propia voz.
No tardo ni un segundo en estar bajo la sabana junto a él.
-¿Está bien si te toco?-Percy asintió, dejando que Jason pasará sus brazos por su cuerpo sosteniéndolo en un abrazo.
Lo sostuvo toda la noche, dejando que se protegiera en la forma tan cálida en la que lo sujetaba. Y fue esa noche, que Percy descubrió que solo necesitaba el abrazo de Jason para poder escapar de ese abismo de perdición.
