25. Sueños

451 55 2
                                    

Narra Harry:


"¿Donde estoy" me preguntaba a mí mismo. Me encontraba de pie frente a un amplio lugar. Era sombrío, escalofriante y lúgubre. Un frío entumecido atravesaba lo largo y ancho de mi cuerpo provocando temblores. El suelo estaba húmedo. No llegaba a reconocerlo a simple vista.

Me di la vuelta y finalmente, por las decoraciones de las paredes, me di cuenta que me encontraba en la mismísima cámara de los secretos. Sí, en aquella en la que logré acabar con el calvario de Voldemort (Tom Riddle), enfrentándome con coraje al aterrador basilisco.

"¿Qué diablos hago aquí?" me dije. Observaba a mi alrededor confundido. Entonces, pensé, podría tener que enfrentarme nuevamente a Voldemort, derrotarlo una vez más. Por consiguiente, intenté sacar desesperadamente mi varita. Sería imposible; cuando me di cuenta, me veía vestido con una túnica blanca horrible; el atuendo no tenía bolsillos por ningún lado. Un de monaguillo de Iglesia muggle, eso era lo que aparentaba. 

"Me veo ridículo" dije en voz baja cuando me agaché y vi unas estúpidas sandalias en mis pies. Se veían patéticas por donde se las mire. Me ruboricé, aunque agradecí que nadie estaba allí viéndome o burlándose. O... eso creía. De repente, detrás mío se escuchó una fina y dulce voz. Enseguida me di cuenta de quién se trataba. Por instinto y al descifrar aquella voz, me avergoncé a rasgos indescriptibles. ¡No podía darme la vuelta con semejante vestimenta! ¡No podía dirigirle la mirada a aquella persona que en ese momento me estaba llamando por mi nombre! ¡Inexacta forma de recibir a mi tan querida y apreciada Mione!

- ¡Harry! - me volvió a llamar. - ¿Me responderás? - le continuaba hablando a mi espalda. Finalmente, en cierto punto me di cuenta que ella era como familia para mí. Es decir, no podía tener vergüenza (a pesar de que evidentemente la tenía) de que ella me vea en esas condiciones. Tomé coraje, respiré hondo y ulteriormente me di la vuelta. 

Vestida con el uniforme, teñido de rojo y naranja, los colores de Gryffindor. Se veía hermosa como de costumbre. Su esplendidez me hizo olvidar mi preocupación latente. Su belleza encandilante, cegadora y digna de deidad, era la frutilla del postre y la chica que cualquier persona querría tener a su lado. Más a mi favor, conociéndola tal como era: dulce, inteligente, solidaria.

- Hermione... - dije en primer lugar. Pero al recobrar la noción de tiempo y espacio, añadí: - ¿Qué haces aquí? - levanté una ceja. Ella rio. - ¿Qué es tan gracioso? - me fastidié al no entender. Volvió a reír, prestándome a más confusión.

- Vine a por ti - me guiñó un ojo. Me ruboricé.

- Pero..., ¿por qué? ¿Tienes idea de donde estás? Este lugar es peligrosísimo tanto para mi como para ti. No tienes idea... - me interrumpió acercándose bruscamente a mi. Puso su índice en frente de mis labios, indicándome hacer silencio. Amenazado, la miré a los ojos y me paralicé dentro de ellos. Ella cambió su sonrisa por seriedad y comenzó:

- ¿Por qué haces de cuenta que no ha pasado nada entre nosotros? - me indagó mesuradamente. Salí de mi bucle y me alejé de ella, recordando a mi amigo Ron. Puse en tela de juicio todo lo vivido. Por esto, olvidé el lugar  tétrico en el que encontraba. Hasta ese punto llegaba mi lealtady amistad.

- ¿De qué hablas? - retrocedí.

- No te hagas el tonto ahora. Sabes muy bien de lo que hablo. Hablo de nosotros, de lo nuestro... - se acercó nuevamente, pero guardando más distancia que antes. Le di la espalda resistiéndome.

- Sabes que no hubo nada entre nosotros y no tenemos nada que hablar al respecto. Además, eres la novia de mi mejor amigo. ¿Tienes idea de lo que estás diciendo? Olvídalo - gesticulé exageradamente por mi patente nerviosismo. Se limitó a responderme con una mueca. Guardó un pavoroso silencio por unos segundos. Luego continuó:

- ¿Y tu por qué te crees que estoy con Ron? Por una simple y didáctica razón: TÚ me rechazaste desde el comienzo, ilusionándome sin sentido y ahora, por arte de magia, tus sentimientos hacia mi desaparecieron - me respondió con dureza. Dureza que penetró profundamente en mí. Respiré hondo al procesar lo dicho por ella. Luego de corta reflexión, me di la vuelta y, efusivamente, me acerqué. Quedamos cara a cara. La tomé de los brazos firmemente.

- ¿Qué quieres decir con todo esto? Llevas meses con Ron y... - me volvió a interrumpir.

- Aún te amo... - soltó ella. Su frase proferida, además de paralizarme y perturbarme a más no poder, retumbó en toda la sala y latitudes. Un eco aterrador se distribuyó por la inmensidad de la misma. No podía responder. Quedé mudo. Cuando pensaba que lo había superado, salía ella con el tema. A pesar de todo, no podía traicionar a mi amigo, pero me surgieron unas ganas increíbles de besarla hasta que mis labios se sequen. Perdón, no eran ganas: era necesidad imperiosa.

- Hermione... - comencé decidido. - Yo... - intenté terminar y concretar. Pero espontáneamente, ella se dio la vuelta y comenzó a caminar en contra dirección mía. De repente, una espesa niebla comenzó a venirse sobre nosotros. Ella caminaba hacia la misma. Intenté detenerla:

- ¡Mione! ¡Aún no te he dicho lo que realmente siento! -. Ella no escuchaba y continuaba su trayecto como si nada. En cierto punto, decidí correr detrás de ella y finalmente detenerla. Las ambiguas sandalias dificultaban mi paso, pero no me iba a detener por eso. Cuando por fin parecía llegar a ella, la niebla se volvió tan grisácea y espesa, lo que anuló cualquier tipo de visión por mi parte. Comencé a gritar desesperadamente:

- ¡Mione! ¡Mione! ¡Vuelve que es un lugar peligroso! - jadeé entre la neblina. Tanta fue la desesperación del momento, que físicamente no aguanté y caí tieso en ese mismo lugar. Negro  por completo, fue lo que vi a continuación del hecho.


-------------------------------------------------------


N/A: Por acá dejo un capítulo espontáneo y algo tedioso, lo sé. Pero, al menos para Harry, puede ser determinante en su forma de ver (inconscientemente) su relación con Hermione. 

Comenten cómo creen que modificará esto la relación entre ambos y qué debería hacer Harry en caso de despertar, a partir del sueño. Como siempre, los estaré leyendo.

Un saludo...





¡Hermione, sabes que me gustas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora