29. Disputas

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Narra Harry:


Quedé atónito, mirando a la nada. ¿Podía ser verdad lo que me decía mi preciado amigo? 

- No termino de poder creerlo - reafirmé con la mirada tildada.

- Pues, créelo - confirmó y, acto seguido, se agachó y se sostuvo de sus rodillas para recuperar el aire. Mientas, aún no creía cómo Ron pudo hacerle semejante maldad a una chica tan linda como Mione, no tenía sentido ni cerraba por ningún lado. Había algo raro detrás de todo eso.


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Narrador omnisciente:


Solamente unos segundos pasaron. Por la cabeza de Harry, no salía el hecho de finalmente poder salir de aquella tétrica enfermería y hablar con ambos protagonistas del acto más inaudito del momento. No aguantaba más el esperar a Pomfrey para que oficialmente "esté de alta". Esto terminó ocurriendo: ingresó la genereral luego del desmejoramiento estético de ambos con un hijo entre la vida y la muerte. Los padres iban tomados de la mano.

- ¡Hijo! - extendió sus brazos la pelirroja y abrazó fraternalmente a Harry. El chico correspondió el abrazo, aunque no podía sacarse de la cabeza a sus dos amigos, por lo que el afecto no fue recíproco. - ¿Listo para salir? - se separó la mujer. Harry no respondió. - ¿Hijo? - insistió su madre y espaviló a al chico.

- Sí, por supuesto - agitó la cabeza el ojiverde volviendo sobre sí.

- Pues bien, Potter, bébete este pequeño brebaje y oficialmente estarás de alta - otorgó un cáliz Pomfrey. Harry lo tomó con recelo y, sin más, lo ingirió. Su cara de disgusto se hizo patente a los segundos.

- ¿Qué es esto?, es horrible - sacaba la lengua indicando su desagrado.

- No importa lo que es, has estado en coma durante una semana entera, no creo que te interese mucho - respondió la enfermera. - Ya puedes irte, Potter - simuló una sonrisa.

Harry se levantó. Aún se encontraba algo mareado, pues habían sido bastantes días casi petrificado.

- ¿Puedes solo? - James hizo referencia a su equilibrio.

- Sí - respondió fríamente su hijo. Luego se dirigió a Pomfrey: - Ha sido un honor para mí pasar estos días con usted, enfermera - saludó.

- El gusto es mío - rodó los ojos la mujer. - Espero no volver a verlo por aquí, Potter. Tenga cuidado en los juegos -.

- Lo tendré - sonrió y, seguidamente, se dirigió a la salida.

- Lo ayudo - le extendió James su mano. Harry, de un brinco, la tomó y se puso de pie. Tambaleó un poco al principio.

- Wow - rio tomándose la cabeza.

- Cuidado, hijo - se preocupó Lily, sobreprotectora como de costumbre.

- No hay ningún problema, mamá - puso su mano al frente. Luego se tomó del brazo de su padre.

- Te acompañaremos hasta la sala común - sonrió el padre.

- Será un placer para mí - devolvió la sonrisa y, tomándose de James, salió finalmente de aquella enfermería, escoltado por Lily y Neville.


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Narra Harry:

¡Hermione, sabes que me gustas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora