¡Hermione, sabes que me gustas!

16. Presiones

Narrador omnisciente:

- ¡No, Mione!, ¡no! - se puso de pie Luna gesticulando con sus brazos. - Eso sí que no lo permitiré - clavó fulminante a Hermione.

- Creo que no has entendido, Luna. Yo, en este momento, estoy destrozada por completo. No te digo que iré con él ahora. Solo digo que puede ser una opción para el futuro. Harry me seguirá gustando hasta entonces, pero debo olvidarlo - se apenó la Granger.

- Repito - mordió los dientes la rubia. - No permitiré que vayas a los brazos de una persona que no  te gusta y que no te enamora. No te estoy diciendo que vayas con Harry, pero justamente hubieses elegido a él antes que a Ron - finalizó.

- ¿Y quién te dice que no me puede enamorar? - se puso de pie la castaña y encaró de frente a su amiga. - Aún no me lo ha dicho, pero sé que está enamorado de mí profundamente. Tú también lo sabes. Digas lo que digas voy a darle una oportunidad a él. ¿Cuándo?: no lo sé aún - volvió a sentarse.

- Mione... - suspiró Luna mordiéndose el labio inferior. - Qué difícil que la tienes - se apiadó.

- Lo sé. A veces pienso que podría haber evitado todo esto desde aquel día que me acerqué a esos dos chicos en aquel bendito tren - sacó unas escasas lágrimas.

- Te aseguro que de todo esto saldrá algo bueno. Nada dura para siempre, Mione, eso tenlo siempre en claro - tomó Luna su mano mirándola a los ojos. - Pero solo te pido que no cometas ningún error del cual te puedas arrepentir. Eres tan inteligente y linda que sería un auténtico desperdicio -.

- A lo mejor tienes razón, quizás me apresuré un poco - reflexionó en frío la Granger. - Pero ahora no es momento de pensar. Realmente, estoy destruida por dentro y por fuera, necesito ir a la cama - finalizó evidentemente exhausta luego de un día tan 'movido'.

- ¿Correrás el riesgo de reencontrarte con Parvati? No quiero amargarte aún más, pero te recuerdo que comparte cuarto con ella -. Esto solo hizo suspirar (por incontable vez) a la castaña, quien no se había percatado de eso hasta el momento. Pero, inteligente como era, se le ocurrió otra alternativa:

- Quizás pueda pedirle prestada su cama a Ginny. No sé que sería capaz de hacerle a Parvati con tal de cruzarla en los pasillos - comentaba mientras limpiaba sus lágrimas con las mangas de su túnica.

- Me parece muy bien, amiga - acarició la ojiazul el pelo de su par. - Descansa. Aprovecha que ya por hoy no tenemos más clases y mañana es sábado -.

Así, finalmente, Hermione se retiró del lugar en busca de Ginny Weasley. Luna, por su parte, se quedó sentada en el mismo sitio pensando y reflexionando acerca de lo que le había dicho su mejor amiga.

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Narra Harry:

Estaba a punto de batirme a duelo con Malfoy. No quería, pues me había retractado por completo de acusarlo de algo, a mi parecer posterior, injusto.

- ¡Ten en claro que yo no soy Weasley, Potter! - alardeó.

- ¿Estás seguro de hacer esto, Malfoy? - advertí, dándole una oportunidad de evitar aquel inútil conflicto.

- ¡Debería preguntarte eso yo a ti, cobarde! - me respondió lejos de intimidarse.

Solamente una luz podría salvarme de esa situación, de pasar nuevamente un castigo y, posiblemente, ser echado de la escuela (sí, a pesar de todo lo que le he brindado). Precisamente, esa luz se trataba de la persona que me arruinó el día y, a lo mejor, parte de la vida, dependiendo de lo que fuese a ocurrir en el futuro próximo. Sí, me refiero a la usurpadora de Parvati Patil.