¡Hermione, sabes que me gustas!

5. Dejando de pensar que no existes

Narra Harry:

Tres, tres eran las semanas que habían pasado desde aquel fatídico día en el cual prometí a mi mejor amigo que le dejaría el camino libre para que él conquistara a la chica más linda del todo el castillo. 

Resumiendo, en todos estos días en Hogwarts, no le dirigí ni una vez la palabra a Mione, no quería saber absolutamente más nada sobre ella, y mucho menos si tenía algo que ver con Ron. Ella se acercaba a hablarme, para saber qué me ocurría, pero yo ingeniosamente me la rebuscaba y me alejaba de ella. En los últimos días, ya ni lo intentaba, le parecía inútil tratar de acercarse hacia mí y, por lo que percibí, ya se estaba frustrando y enojando garrafalmente conmigo.

También, recurrentemente Ron me molestaba (sin intención) diciéndome lo que tenía planeado para conquistarla. Yo siempre le dí a entender que no me gustaba de hablara de ella frente a mí, pero siempre al otro día se olvidaba y lo volvía a hacer. Muchas veces estuve a punto de enojarme fuertemente con él pero, como siempre, me contuve de manera serena.

En las clases me solía sentar con Ron, pero cuando él se sentaba con Mione para intentar acercarse hacia ella yo me iba casi siempre con Neville, aunque recurrentemente también con Seamus.

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Tuvimos clase de Adivinación, donde la profesora Trelawney me cansó definitivamente con su explicación de Quiromancia, en la cual me confundía constantemente en su explicación de la lectura de manos.

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Narra Hermione:

- La clase de Adivinación de hoy fue bastante aburrida, admito que no me disgusta estudiar la asignatura, pero la Quiromancia es el extremo... - comenzaba contándome Luna, a lo que no presté ni un poco de atención. Esa poca atención fue percibida por mi amiga: - Y veo que no me estás ni escuchando nuevamente... - apretó los dientes y levantó las cejas.

- Luna, ya no puedo entender que le pasa a ese chico, me ignora continuamente a pesar de lo que yo haga. Hasta en mi cumpleaños número 14 ni se dignó a saludarme - dije a mi amiga, quien era la única sentada en frente mío en una de las mesas centrales del gran comedor, cambiando drásticamente la conversación.

- Ya lo sé, y hace ya tres semanas me vienes diciendo lo mismo ¿No pensaste en preguntarle a su mejor amigo inseparable Ron? - rodó la cabeza ella.

- ¿Te piensas que no lo hice? Unas diez veces le pregunté, y me respondió siempre lo mismo: "debe de estar algo nervioso, ya se le va a pasar". Además que Ron está más cerca mío que nunca - suspiré profundamente. Hubo un pequeño espacio de silencio en el que, según mi punto de vista, Luna estaba pensando en qué responderme:

- Tengo algunas teorías con respecto a tu situación, pero nada seguro - me miraba a los ojos ella. Lo último que dijo me llamó profundamente la atención, por lo que indagué:

- ¿Teoría?, ¿cuál teoría? Lo único que sé es que ya no me interesa ser su amiga, ¡ni un buen día me ha dicho desde que llegamos a Hogwarts este año! - exclamé.

- A lo que yo me refería era... - comenzó mi amiga rubia, pero no pudo terminar, ya que Ron se sentó a mi lada abrazándome a medias. Hacía bastante que él se la pasaba mucho más de tiempo junto a mí que junto a Harry. No me quedaban dudas de que eso tenía algo que ver con que Harry no me dirigiera ni la mirada.

- Buen día, Mione - me dijo en un principio con una sonrisa.

- Hola, Ron... - lo miré raramente por su repentina aparición.