Parte primera: Ahora - I. ¿Qué le pides a la vida?

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¿Qué es lo que todo el mundo desea en la vida? ¿Qué deseas más?

Después de todo, todos somos iguales bajo nuestra piel. Seas quien seas —hombre o mujer, rico o pobre, aristócrata o vagabundo, blanco, amarillo, rojo o negro, de cualquier país, nacionalidad o religión—, todos nosotros somos semejantes sintiendo frío y hambre, amor y odio; todos nosotros tenemos el desastre y la enfermedad, y tratamos de preservarnos de todo daño y de la muerte.

Lo que más le pides a la vida, lo que temes más, todo eso es también así, por lo general, en ti vecino.

Hombres eruditos han escrito gruesos libros, muchos de ellos sobre sociología, psicología y muchas otras «ologías», para decirte lo que tú deseas, pero no hay dos de esos libros que se pongan de acuerdo. Y, sin embargo, creo que sabes muy bien sin ellos lo que deseas.

Ellos han estudiado y escrito y especulado tanto sobre eso, que para ellos es una cuestión tan difícil, que , el individuo, te has sentido totalmente perdido en sus filosofías, y ellos han llegado al final a la conclusión de que , amigo mío, no cuentas en absoluto. Lo que es importante, dicen ellos, no eres tú, sino «el todo», toda la gente junta. Este «todo» lo denominan ellos «sociedad», «la commonwealth» o «el Estado», y los sabihondos han decidido actualmente que no importa si tú, el individuo, eres miserable, mientras que la «sociedad» esté en orden. De alguna manera olvidan explicar cómo puede estar en orden la «sociedad» o «el todo», si los miembros singulares de ella son desgraciados.

Así siguen ellos hilando sus tejidos filosóficos y produciendo gruesos volúmenes para describir dónde entras realmente en el esquema de las cosas denominado vida y qué deseas realmente.

Pero tú mismo sabes muy bien lo que deseas y lo mismo le pasa a tu vecino.

Tú deseas estar bien y con salud, deseas ser libre, no servir a ningún amo, no tener que arrastrarte y humillarte ante ningún hombre, deseas tener el bienestar para ti, tu familia y aquellos que están cerca de ti y que te son queridos. Y no deseas ser hostigado y estar preocupado por el temor al mañana.

Puedes sentirte seguro de que todos los demás desean lo mismo.

Por eso todo mundo se centra en lo siguiente:

deseas salud, libertad y bienestar. Todos los demás son como a este respecto. Por consiguiente, todos nosotros buscamos la misma cosa en la vida.

Entonces, ¿por qué no la buscaríamos juntos, mediante un esfuerzo conjunto, ayudándonos unos a otros en eso?

¿Por qué tenemos que estafarnos y robarnos, matarnos y asesinarnos unos a otros, si todos buscamos la misma cosa? ¿No tienes derecho a las cosas que deseas lo mismo que el prójimo?

¿O acaso podemos asegurar nuestra salud, libertad y bienestar de una manera mejor luchando y matándonos unos a otros?

¿O porque no existe otro camino?

Vamos a considerarlo.

¿No es evidente que si todos nosotros deseamos la misma cosa en la vida, si todos tenemos el mismo objetivo, entonces nuestros intereses deben ser los mismos? En ese caso debemos vivir como hermanos, en paz y amistad; debemos ser buenos unos con otros y ayudarnos mutuamente en todo lo que podamos.

Pero tú sabes que no es eso lo que ocurre en la vida.

Sabes que no vivimos como hermanos. Sabes que el mundo está lleno de contiendas y guerras, de miseria, injusticia y maldad, de crimen, pobreza y opresión.

El  ABC del comunismo libertarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora