Antes de que sigamos, permíteme que dé una breve explicación. Se la debo a los anarquistas que no son comunistas.
Pues tienes que saber que no todos los anarquistas, no todos creen que el comunismo —la propiedad social y la participación de acuerdo con la necesidad— sería el arreglo económico mejor y más justo. Te he explicado primero el anarquismo comunista porque es, a mi juicio, la forma más deseable y más práctica de sociedad. Los anarquistas comunistas sostienen que sólo bajo unas condiciones comunistas podría prosperar la anarquía, y estaría asegurada a cada uno sin discriminación una libertad, justicia y bienestar iguales.
Pero existen anarquistas que no creen en el comunismo. Se pueden clasificar en general como individualistas y mutualistas.
Todos los anarquistas están de acuerdo en esta postura fundamental: el gobierno significa injusticia y opresión, el gobierno es algo que nos invade, nos esclaviza y es el mayor impedimento al desarrollo y al crecimiento del hombre. Todos ellos creen que la libertado sólo puede existir en una sociedad donde no hay coacción de ninguna clase. Por consiguiente, todos los anarquistas están de acuerdo en el principio básico de la abolición del gobierno.
Están en desacuerdo sobre todo en los puntos siguientes: En primer lugar, la manera cómo llegará la anarquía.
Los anarquistas comunistas dicen que sólo una revolución social puede abolir el gobierno y establecer la anarquía, mientras que los anarquistas individualistas y mutualistas no creen el la revolución. Piensan que la sociedad presente se desarrollará gradualmente a partir del gobierno hasta convertirse en una situación de no gobierno.
En segundo lugar, los anarquistas individualistas y los mutualistas creen en la propiedad individual, en contraste con los anarquistas comunistas, que ven en la institución de la propiedad privada una de las fuentes principales de la injusticia y de la desigualdad, de la pobreza y de la miseria. Los individualistas y los mutualistas mantienen que la libertad significa «el derecho de cada uno al producto de su trabajo»; lo cual es verdad, por supuesto. La libertad significa eso. Pero la cuestión no es si uno tiene derecho a su producto, sino si existe una cosa así como un producto individual. He señalado en los capítulos precedentes que no existe una cosa así en la industria moderna: todo el trabajo y todos los productos del trabajo son sociales. Por consiguiente, el argumento sobre el derecho del individuo a su producto no tiene valor práctico.
He mostrado también que el intercambio de productos o mercancías no puede ser individual o privado, a no ser que se emplee el sistema de ganancia. Puesto que no se puede determinar adecuadamente el valor de una mercancía, ningún trueque es equitativo. Este hecho conduce, en mi opinión, a la propiedad y al uso social, es decir, al comunismo, como el sistema económico más practicable y más justo.
Pero, como se ha, expuesto, los anarquistas individualistas y los mutualistas no están de acuerdo con los anarquistas comunistas en este punto. Ellos afirman que la fuente de la desigualdad económica es el monopolio y arguyen que el monopolio desaparecerá con la abolición del gobierno, porque es su privilegio especial, dado y protegido por el gobierno, lo que hace posible el monopolio. Ellos pretenden que la libre competencia suprimiría el monopolio y sus males.
Los anarquistas individualista, seguidores de Stirner y Tucker, lo mismo que los anarquistas partidarios de Tolstoi, que creen en la no resistencia, no tienen un plan muy claro de la vida económica bajo la anarquía.
Los mutualistas, por otra parte, proponen un determinado sistema económico nuevo. Ellos creen, con su maestro, el filósofo francés Proudhon, que el banco y crédito mutuos sin interés serían la mejor forma económica de una sociedad sin gobierno. De acuerdo con la teoría, el crédito libre, que proporciona a cada uno la oportunidad de recibir dinero prestado sin interés, tendería a igualar los ingresos y a reducir las ganancias a un mínimo, y eliminaría de ese modo la riqueza lo mismo que la pobreza. Crédito libre y libre competencia en un mercado abierto, dicen ellos, tendrán como resultado la igualdad económica, mientras que la abolición del gobierno aseguraría la libertad igual. La vida social de la comunidad mutualista, lo mismo que la sociedad individualista, estaría basada en la santidad del acuerdo voluntario, del libre contrato.
Sólo he dado aquí el bosquejo más breve de la actitud de los anarquistas individualistas y mutualistas. No es el propósito de esta obra tratar en detalle esas ideas anarquistas que el autor considera erróneas y poco prácticas. Al ser un anarquista comunista, estoy interesado en proponer al lector los puntos de vista que considero mejores y más razonables. Pensé, sin embargo, que era honrado no dejar en la ignorancia sobre la existencia de otras teorías anarquistas que no son comunistas. Para un conocimiento más cercano con ellas, te remito a la lista añadida de libros sobre el anarquismo en general.

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El ABC del comunismo libertario
Non-FictionEl ABC del comunismo libertario es una de las obras fundamentales para comprender el anarquismo. En un lenguaje claro y directo, Alexander Berkman nos muestra los grandes males de la sociedad: el trabajo asalariado, el Estado, la religión, la guerra...