«Supón que se intenta tu sistema; ¿tendrías algún medio de defender la revolución?», preguntas.
Ciertamente.
«¿Incluso con la fuerza armada?»
Sí, si fuera necesario. «Pero la fuerza armada es la violencia organizada. ¿No dijiste que el anarquismo estaba contra ella?»
El anarquismo se opone a toda interferencia con tu libertad, sea por la fuerza y la violencia o por cualquier otro medio. El anarquismo está contra toda invasión y compulsión. Pero si alguien te ataca, entonces es él el que te invade, el que está empleando la violencia contra ti. Tienes derecho a defenderte. Más que eso, es tu deber, como anarquista, proteger tu libertad, resistir la coacción y la compulsión. En caso contrario, eres un esclavo, no un hombre libre. En otras palabras, la revolución social no atacará a nadie, pero se defenderá a sí misma contra la invasión venga de donde venga. Además, no debemos confundir la revolución social con la anarquía. La revolución, en algunas de sus etapas, es un levantamiento violento; la anarquía es una condición social de libertad y de paz. La revolución es el medio de producir la anarquía, pero no es la anarquía misma. Tiene que preparar terreno a la anarquía, establecer las condiciones que harán posible una vida de libertad.
Pero para conseguir su objetivo la revolución tiene que estar imbuida del espíritu y de las ideas anarquistas y estar dirigida por él. El fin configura los medios, del mismo modo que la herramienta que uses tiene que ser adecuada para realizar el trabajo que deseas ejecutar. Es decir, la revolución social tiene que ser anarquista tanto en sus métodos como en su finalidad.
La defensa revolucionaria debe estar en consonancia con este espíritu. La autodefensa excluye todo acto de coerción, de persecución o de venganza. Se preocupa tan sólo de repeler el ataque y de privar al enemigo de la oportunidad a invadirte.
«¿Cómo repelería tú una invasión extranjera?»
Mediante la fuerza de la revolución. ¿En qué consiste esa fuerza? Ante todo y sobre todo, en el apoyo del pueblo, en la dedicación de las masas industriales y campesinas. Si sienten que ellos mismos están haciendo la revolución, que se han convertido en los dueños de sus vidas, que han ganado la libertad y que están construyendo su bienestar, entonces tendrás en ese mismo sentimiento la fuerza mayor de la revolución. Las masas luchan actualmente por reyes, capitalistas o presidentes porque los creen dignos de que se luche por ellos. Haz que crean en la revolución y ellos la defenderán hasta la muerte.
Lucharán por la revolución con toda el alma, lo mismo que los hombres, mujeres e incluso niños de Petrogrado, medio muertos de hambre, defendieron su ciudad, casi con sus solas manos, contra el ejército blanco del general Yudenich. Quítales esa fe, priva al pueblo del poder colocando alguna autoridad sobre él, ya sea un partido político o una organización militar, y habrás asestado un golpe fatal a la revolución. La habrás privado de su fuente principal de fuerza: las masas. La habrás convertido en una indefensa.
Los obreros y campesinos armados son la única defensa efectiva de la revolución. Por medio de sus asociaciones y sindicatos tienen que estar siempre en guardia contra un ataque contrarrevolucionario. El trabajador en la fábrica y en la empresa, en la mina y en el campo, es el soldado de la revolución. Lo es en su fábrica y junto al arado o en el campo de batalla, de acuerdo con las necesidades. Pero en su fábrica lo mismo que en su regimiento él es el alma de la revolución, y es su voluntad la que decide su suerte. En la industria los comités de taller, en los cuarteles los comités de soldados, están son las fuentes de toda la fuerza y la actividad revolucionarias.
Fue la Guardia roja voluntaria, compuesta de trabajadores, la que defendió con éxito la revolución rusa en sus estadios iniciales más críticos. Posteriormente, fueron una vez más regimientos voluntarios de campesinos los que derrotaron a los ejércitos blancos. El ejército rojo regular, organizado después, era impotente sin las divisiones voluntarias de los obreros y campesinos. Siberia fue liberada de Kolchak y de sus hordas por tales campesinos voluntarios. En el Norte de Rusia fueron también los destacamentos de obreros y campesinos los que expulsaron a los ejércitos extranjeros que habían venido a imponer el yugo de los reaccionarios nativos sobre el pueblo. En Ucrania los ejércitos voluntarios de campesinos, conocidos como povstantsi salvaron a la revolución de numerosos generales contrarrevolucionarios y particularmente de Denikin, cuando este último se encontraba a las mismas puertas de Moscú. Fueron los povstantki revolucionarios los que liberaron el Sur de Rusia de los ejércitos invasores de Alemania, Francia, Italia y Grecia y los que, a continuación, derrotaron completamente también las fuerzas blancas del General Wrangel.
ESTÁS LEYENDO
El ABC del comunismo libertario
Non-FictionEl ABC del comunismo libertario es una de las obras fundamentales para comprender el anarquismo. En un lenguaje claro y directo, Alexander Berkman nos muestra los grandes males de la sociedad: el trabajo asalariado, el Estado, la religión, la guerra...