Parte tercera: La revolución social - XXIV. ¿Por qué la revolución?

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Volvamos a tu pregunta: «¿Cómo llegará la anarquía? ¿Podemos contribuir a que surja?»

Este es el punto más importante, porque en cualquier problema hay dos cosas vitales: en primer lugar, saber claramente lo que se desea, y en segundo lugar, saber cómo conseguirlo.

Ya sabemos lo que deseamos. Deseamos unas condiciones sociales donde todos sean libres y donde cada uno tenga la más completa oportunidad de satisfacer sus necesidades y aspiraciones, sobre la base de una libertad igual para todos. En otras palabras, nos esforzamos por la libre commonwealth cooperativa del anarquismo comunista.

¿Cómo se realizará? No somos profetas y nadie puede decir cómo ocurrirá exactamente algo. Pero el mundo no existe desde ayer; y el hombre, como un ser razonable, se debe beneficiar de la experiencia del pasado.

Ahora bien, ¿cuál es esa experiencia? Si echas una mirada a la historia, verás que toda la vida del hombre ha sido una lucha por la existencia. En su estado primitivo, el hombre luchaba sin ayuda de nadie contra las bestias salvajes del bosque y se enfrentaba desvalido al hambre, el frío, la oscuridad y la tormenta. A causa de su ignorancia todas las fuerzas de la naturaleza eran sus enemigos, ellas elaboraban el mal y la destrucción para él, y él sólo era impotente para combatirlas. Pero poco a poco el hombre aprendió a reunirse con otros de su especie; juntos buscaron la seguridad. Mediante un esfuerzo común comenzaron entonces a convertir las energías de la naturaleza en su servicio. La mutua ayuda y cooperación multiplicaron gradualmente la fuerza y la habilidad del hombre hasta que consiguió conquistar la naturaleza, aplicando las fuerzas de ella a su utilidad, encadenando la luz, tendiendo puentes a través de los océanos y dominando incluso el aire.

De modo semejante, la ignorancia y miedo del hombre primitivo convirtieron la vida en una lucha continua del hombre contra el hombre, de una familia contra otra, de una tribu contra otra, hasta que los hombres se dieron cuenta de que reuniéndose, mediante el esfuerzo común y la ayuda mutua, podrían realizar más que mediante la contienda y la enemistad. La ciencia moderna muestra que incluso los animales han aprendido otro tanto en la lucha por la existencia. Ciertas especies sobrevivieron porque dejaron de luchar unos contra otros y vivieron en rebaños, y de ese modo eran más capaces de protegerse a sí mismos contra otras bestias. En la proporción con la que los hombres sustituyeron la lucha mutua por el esfuerzo común y la cooperación, avanzaron, salieron de la barbarie y se convirtieron en civilizados. Las familias que se habían combatido mutuamente a muerte se unieron y formaron un grupo común; los grupos se juntaron y se convirtieron en tribus, y las tribus se federaron en naciones. Las naciones todavía siguen combatiéndose estúpidamente unas a otras, pero gradualmente también ellas están aprendiendo la misma lección, y ahora están comenzando a buscar un medio para detener la matanza internacional conocida como guerra.

Desgraciadamente, en nuestra vida social nos encontramos todavía en una condición de barbarie, destructiva y fratricida: los grupos combaten todavía a los grupos, las clases luchan contra las clases. Pero también aquí los hombres están comenzando a ver que es una guerra sin sentido y ruinosa, que el mundo es lo suficientemente grande y rico como para ser disfrutado por todos, como a la luz del sol y que una humanidad unida conseguiría más que una dividida contra sí misma.

Lo que se denomina progreso es precisamente la realización de esto, un paso en esa dirección.

Todo el avance del hombre consiste en el esfuerzo por una mayor seguridad y paz, por más seguridad y bienestar. El impulso natural del hombre es hacia la ayuda mutua y el esfuerzo común: su anhelo más instintivo es hacia la libertad y el gozo. Estas tendencias tratan de expresarse y afirmarse a sí mismas, a pesar de todos los obstáculos y dificultades. La lección de la historia entera del hombre consiste en que ni las fuerzas naturales hostiles ni la oposición humana pueden contener su marcha hacia delante. Si me pidieran que definiera lo que es civilización en una sola frase, diría que es el triunfo del hombre sobre los poderes de la oscuridad, natural y humana. Las fuerzas hostiles de la naturaleza las hemos conquistado, pero todavía tenemos que luchar contra los poderes tenebrosos de los hombres.

El  ABC del comunismo libertarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora