ᴅᴏɴ'ᴛ ᴋɴᴏᴡ ʏᴏᴜ

362 45 14
                                    

Don't Know You: No sabía que tan grande era un corazón aunque sabía lo que valías.
‒Heize


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La chica cayó al suelo. Ellos dos eran los únicos que seguían peleando. Los demás se habían detenido por alguna razón que ninguno de los 2 entendían.

A Yuna le dolía todo el cuerpo, no podía seguir peleando, el contrario también estaba mal, pero no tanto como ella. Se sentó sobre ella para luego comenzar a pegarle puñetazos.

- Feliz navidad - dijo una voz conocida desde la entrada. - ¿Qué estáis haciendo en un día como este? - preguntó con una gran sonrisa.

Miró un poco por el alrededor viendo a los 3 de otra pandilla. Luego vio a Mitsuya quien pidió perdón. De mientras, Mikey continuaba mirando a los presentes. El chico de cara quemada sujetaba las muñecas de Yuna para que no se moviera.

- Estáis peleando contra estos 3 chicos, ¿no? - preguntó el bajo mirando seriamente al más alto. - Y no sólo eso, sino que también estáis peleando contra chicas.

- Tu eres "El invencible Mikey", ¿no? - preguntó con una sonrisa.

- Apártate de mi camino -dijo mirándole mal. - Si Mitsuya muere, Baji y mi hermano estarán tristes.

Justo al terminar la frase, Taiju le dio un fuerte golpe al pequeño rubio tumbándolo en el suelo. Todos se impresionaron al ver que Mikey no reaccionó.

- ¡Mikey-kun! - gritó la chica al ver aquello intentando levantarse.

Mientras que Mitsuya iba a por el alto, quien estaba celebrando su victoria contra el bajo, este último se levantó detrás del chico.

- La hora de rezar se acabó - habló el chico - Ese golpe era para castigarme a mí mismo.

Tras esas palabras, en un sólo movimiento hizo que cayera al suelo. Su boca seguía sangrando. Los otros 2 de Black Dragons estaban flipando, su jefe se había desmayado.

El rubio se acercó al chico que se mantenía sobre la chica. Esta seguía intentando soltarse. El de la cara quemada se levantó indicando que quería paz ante la situación. Se apartó dejando a Mikey ayudando a Yuna a levantarse.

- ¿Estás bien? - preguntó en un susurro con una cara seria.

- Sí - contestó sujetando con un brazo su estómago.

Caminaron hacia la salida escuchando a Taiju gritando de ira. Sin embargo, la chica sólo escuchaba las voces como si estuvieran en otra habitación. Como si estuvieran hablando dentro de una caja, las voces se escuchaban lejanas.

Agitó su cabeza repetidas veces para mantenerse despierta. Agarró más fuerte el hombro de la chaqueta del chico intentando llamar su atención, pero este estaba muy ocupado hablando con el jefe de la pandilla contraria.

- Sólo hay que aguantar un poco más - dijo Chifuyu.- Seremos 100 contra 6.

Al fin volvió a escuchar bien. Miró hacia el chico que había hablado intentando mantenerse en pie.

- ¿6? - preguntó Mitsuya. - Yuna-chan apenas puede quedarse en pie.

Se abrió la puerta, volvió la cabeza, esta vez era Draken quien tenía varias manchas de sangre en la cara. Dejó que hablaran tranquilamente mientras que se intentaba mantener en pie.

Sintió como alguien la tomaba en brazos. Abrió los ojos viendo en primer plano el tatuaje del chico de la trenza. Intentó bajarse sin poder hacerlo por otra persona que la obligaba a estar sobre Draken.

- No intentes bajarte, en cualquier momento puedes desmayarte- informó el más bajo haciendo contacto visual con ella.

- Eres muy terca, Yuna-chan - comentó el otro chico riendo. - Descansa un poco, te lo mereces.


Se despertó por unos lloriqueos algo lejanos. Abrió lentamente sus ojos buscando alguna cara conocida. Se apartó con cuidado ya que todavía le dolía el cuerpo de la persona que la ayudaba a mantenerse en pie.

- Emma, ¿por qué estás llorando?

- Justo se acaba de ir Mikey - rió Draken.

- ¿Qué está pasando? - pregunta restregando uno de sus ojos.

- Te lo cuento, pero vamos a curarte las heridas - sugirió Hinata con una sonrisa acercándose a ella.


Una vez más estaba tocando el piano frente a un montón de personas. Sus piernas estaban cubiertas por la tela azul marino de su largo vestido de espalda descubierta y cuello largo. Era una pieza que consideraba sencilla de tocar, intentaba poner todo el sentimiento que podía en esta sólo para dejar a su madre satisfecha.

Al terminar, tuvo una ronda de leves aplausos de parte de los invitados a la fiesta. Fue hasta su madre y se quedó mirándola esperando sus felicitaciones.

- Luego hablamos sobre lo que has hecho - habló mirando a los invitados con una sonrisa.

Era la fiesta de año nuevo, y ni siquiera ahí iba a felicitar a su hija. A Yuna le dolía, ¿por qué siempre iba a ser así? Su padre tampoco se le acercaba para hablar con ella en plena fiesta. Su hermano estaba con su amigo en su cuarto. Estaba sola en esa fiesta, ya que tampoco la dejaron invitar a nadie esa vez.

Escuchaba algunas voces decir: "¿ella no ha invitado a sus amigos?", "De seguro no tenían lo suficiente para estar con ella...", "Así debería ser, una chica buscando amigos de verdad"... No sabía si las voces eran reales o una invención de su cabeza. Sentía miradas, pero sabía que nadie la estaba observando. Se sentía muy incómoda e insegura en aquella situación en donde no se encontraba con nadie que la pudiera tranquilizar hablando o con un simple abrazo.

卍«𝙿𝚊𝚛𝚊𝚍𝚘𝚡»→ ⌜ᴛᴏᴋʏᴏ ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ-ᴍɪᴋᴇʏ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora