ᴏʜ ɴᴏ!

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Oh No!: Quizás todo sea una prueba porque siento que soy la peor, así que siempre actúo como si fuera la mejor
‒MARINA

Oh No!: Quizás todo sea una prueba porque siento que soy la peor, así que siempre actúo como si fuera la mejor‒MARINA

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Un par de adolescentes estaban sentados en el césped. El chico abrazaba a la chica por la cintura desde la espalda con la cabeza hundida en la espalda de esta. Estaba durmiendo. De mientras, la chica entrelazaba flores entre sí creando una cuerda con ellas.

La primera vez en bastante tiempo en el que estaban ellos 2 solos. Y a pesar de que el rubio estuviera dormido.  La pelinegra se sentía muy acompañada y cómoda. Terminó de hacer la corona y se la puso a Mikey. Había comprado aquellas flores artificiales expresamente para hacerle una.

Sonrió mirando cómo le quedaba la corona de flores. Poco a poco, este último abrió los ojos viendo en primer plano a Yuna mirándole. Sólo se miraban el uno al otro. No hubo palabras, o eso hasta que Mikey rompió el silencio.

- ¿Qué haces? - pregunta frotando uno de sus ojos para despertarse.

- Mirándote - responde al momento.

- ¿Por qué estás tan cerca? - acaba diciendo provocando que Yuna se aleje un poco.

- Porque te habías dormido en mi espalda, no quería despertarte, ¡así que, deja de quejarte! - responde con la cara algo sonrojada.

- Admítelo, querías besarme - rió haciendo que la contraria se levante.

- Deja de ser tan egocéntrico - rodó los ojos y miró hacia otro lado.

- ¿Egocéntrico? - siguió riendo. - Habló la famosilla.

A eso, Yuna se quedó callada. No le gustaba que le dijeran así, no se sentía bien al escuchar aquello. Sólo miro al río sin expresión alguna.

Mikey no se dio cuenta, seguía riendo hasta que se le cae la corona de flores. El rubio sintió la sensación de que algo se había caído de su cabeza, así que miró hacia el suelo a sus espaldas para luego darse cuenta de las flores.

- ¿Y esto? - preguntó mientras lo levantaba. - ¡Qué chulo!¿Lo has hecho tú? - miró a la chica la cual asintió. - ¿De dónde son las flores? ¿Tienes un jardín en donde no haga tanto frío y no me lo has dicho?

- Son falsas, Mikey-kun - respondió sin mirarle.

- ¿Me las puedo quedar?

- He hecho la corona para ti - habla sin darle mucha importancia.

- ¡Toma ahí! -grita poniéndosela. - ¿No voy a parecer una chica con esto?

- Son flores unisex - se miraron. El chico puso cara de que no entendía. - Son flores para chicos y chicas.

- ¿Existen flores así?

- ¡Claro que sí, hombre! - exclama soltando una carcajada.

Continuaron hablando hasta que se hizo la hora de irse. Mikey acompañó a la chica hasta su casa. Yuna entró a su casa rápidamente y subió a su habitación para encerrarse allí el resto del día.


Paseaba por las calles. Miraba al suelo con las manos metidas en los bolsillos. Iba pensando en sus cosas, así que no se dio cuenta cuando llegó a un pequeño puente. Había unas niñas jugando a la rayuela en medio de esta.

Pestañeó un par de veces y pudo ver a una de las niñas extendiéndole una piedrecita invitándola a jugar.

- Juega con nosotras - pidió esperando. 

- Claro - contestó aceptando la piedra y agachándose un poco hasta la altura de la chica. - ¿Cómo os llamáis?

- Yo soy Luna y ella es Mana - respondió la chica de 2 coletas señalando a la otra. - Somos hermanas.

- Encantada, yo soy Yuna - sonrió a ambas niñas antes de incorporarse y tirar la piedra sobre los cuadrados dibujados en el suelo.

Fue saltando sin pisar el cuadrado dónde estaba la piedra y volvió de la misma forma recogiendo la piedra. Jugó varias rondas con ambas niñas hasta que una voz hizo que se detuvieran de jugar.

- ¡Mana, Luna, la merienda! - habló una voz masculina detrás dela mayor.

Al darse la vuelta se dio cuenta del chico que había llegado. Sólo con ver el pelo blanco del chico, supo quién era.

- Tú también puedes merendar con nosotros, si quieres - rió.

- ¡Hermano! - exclamaron las niñas corriendo hacia Mitsuya.

Fueron los 4 a sentarse en un banco. Yuna volvió a verse seria menos cuando las niñas la miraban. Les sonreía a las niñas amablemente, cosa que le pareció graciosa a Takashi. 

- No sabía que podías sonreír tanto - se burló. - Se te veía muy alegre jugando con ellas - revuelve el pelo de la chica.

- Los críos buenos me ponen de buen humor - contestó la chica viendo a las 2 niñas comer Canelés.

- ¿Quieres uno? - pregunta una de las niñas intentando darle uno de la bolsa.

- No, gracias, he comido antes de salir - mintió con una sonrisa.

- Oh, está bien -habló comiéndoselo ella.

- ¿Cómo vas con Mikey? - pregunta Mitsuya.

- Hace unos días que no lo veo, la verdad - responde la chica.

- Oh, está bien - habló el chico mirando al frente.

- Vamos a jugar - ordenó la más pequeña tirando del brazo de la chica.

- Sí, vamos a jugar - repitió la mayor levantándose para ir de vuelta al puente con la rayuela.

El hermano de las pequeñas las siguió hasta el puente, pero no para jugar con ellas. Sólo era para vigilar y hablar un rato más con Yuna aunque sus hermanas siempre los interrumpían.

Al rato, decidieron irse cada uno por su camino. Así que se despidieron y se fue cada uno a su casa. Mitsuya y sus hermanas por un rato y Yuna por otro. Volvió a quedarse sola una vez más, esta vez por la noche en la calle.


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卍«𝙿𝚊𝚛𝚊𝚍𝚘𝚡»→ ⌜ᴛᴏᴋʏᴏ ʀᴇᴠᴇɴɢᴇʀꜱ-ᴍɪᴋᴇʏ ⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora