Eíkosi éna

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28 de Marzo, 3065. Múnika del oeste, Mapleterre.

Un mes después del aniversario de la muerte de la pequeña Hera, Taehyung pudo organizar con ayuda de la presidenta Baku todos los papeles legales que necesitaba. El acta de defunción de Oriana, su acta matrimonial y el acta de defunción de su hija.
Aún con todo esto resuelto, la vida nunca es una línea recta y clara, es más bien una carretera con el pavimento dividido en varias partes, con subidas y bajadas y a veces...se termina el camino sin que te des cuenta.

En su lecho de muerte, Mirana Baku sentía el cansancio dentro de sus venas, la radiación quemándole todavía las raíces de su cabello y las migajas de una guerra ocultas entre las sabanas de su cama.

Llamó a una audiencia con todos sus allegados, amigos, pocos familiares y compañeros de trabajo, bajo las razones de que no sabía cuándo daría su último aliento y no quería irse sin antes resolver todos los asuntos que tenía pendientes, quería sentir esa paz de un paraíso terrenal antes de marcharse.

Un médico acompañaba la reunión para revisar que estuviera en buen estado, un notario y un abogado anotaban cada una de sus palabras para crear su testamento con base en sus propias palabras sin espacio a interpretaciones. Ara y Taehyung se presentaron a la reunión, dentro ya estaban presentes algunos gobernadores, líderes de tribus y por supuesto Argus Mylona.

Ara, enterada de lo que Argus había hecho para que se volviera contra su esposo, no saludó al General que mantenía sus ojos azules sobre ella.

—. Quisiera decir que me alegra verlos a todos aquí reunidos, pero no puedo expresarlo completamente porque, bueno...algunos de ustedes no pueden esperar a que muera y otros no quieren que me vaya por el riesgo que corre nuestra nación.—pronunció Mirana con su voz rasposa y con todas sus fuerzas para que sus palabras resonaran en toda la habitación.—. Primero, quisiera felicitar a mis dos soldados por su matrimonio.—señaló a la pareja al fondo—. Y mis condolencias por su pérdida de hace un mes.

Mirana hizo una pausa para acomodarse en su cama, enderezar su espalda y mirar a todos los presentes, aclarando cada asunto pendiente con cada uno. La habitación se fue vaciando conforme Mirana hacia sus últimas declaraciones políticas, entonces, llegó el momento de dejar en claro su última voluntad.

—. Kim Taehyung tomará mi lugar como presidente de Múnika. No quiero oír quejas al respecto.

Argus inmediatamente frunció su ceño y respingó al escuchar su sentencia, hizo ademán de acercarse a la mujer, pero uno de los soldados supervisando la reunión detuvo todos sus movimientos sosteniéndolo.

—. Mirana...no puedes hacerme esto.—ladró Argus indignado—. Yo te ayudé a ganar esta guerra y ese simple traidor...no puede ser el líder de nuestra nación. ¡No puedes hacerlo! ¡No te das cuenta que es una réplica exacta a Ítalo!

—. ¿Cómo te atreves?—exclamó Taehyung siendo detenido por Ara, que sostenía su brazo firmemente evitando que ambos comenzaran una pelea física.

—. Dije que no quería comentarios al respecto.—sentenció Mirana sin siquiera ver a Argus—. Sólo por ser de ayuda Argus, te he relegado a que lideres las tribus del este. Pero el puesto de presidente...no lo mereces tú.

Los soldados finalmente sacaron al General de la habitación dejando únicamente a la pareja, el doctor y el notario en la habitación con ella.

—. Quiero que me entierren, en Lacuna como todos mis soldados que murieron por la guerra y las vidas inocentes que descansan en paz debajo del barro y el césped perenne. Esa es mi última voluntad.—Mirana desvió su mirada hasta que recordó algo y la regresó a sus amigos y compañeros—. ¡Ah! Casi lo olvido...si me van a traer flores, no traigan narcisos. Soy alérgica.

Fire Drill; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora