Ennéa

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7 de Octubre, 3063. Estado de Kalon, Distrito seis.

—. Bienvenido, Taehyung. Hacia mucho tiempo que quería traerte a este lugar.—mencionó el marqués Ítalo extendiendo sus brazos mostrándole la gran estación militar del distrito seis.—. ¿Habías venido alguna vez?

—. Supongo que sí. Mi padre era del distrito seis aunque no se si me habrá traído alguna vez.—contestó Taehyung con timidez.

—. ¿Por qué no lo recuerdas?

—. Lo recordaría si lo hubiera conocido siquiera, mi señor.

—Ítalo hizo una mueca y rodeó fraternalmente los hombros del soldado—. Que no te afecte, Kim. Eres lo único que me queda después de que mi hija se haya ido. Si no fueras su esposo hubiera querido que fueras mi hijo.

Taehyung fingió una sonrisa amable y cuando el hombre dejó de mirarle hizo una mueca entre el asco ante el marqués y lo satisfecho que estaba por estar tan cerca de él y aprovecharse de su ingenuidad.

—. ¿No cree que es demasiado armamento, su excelencia?—preguntó el joven nervioso observando la cantidad exuberante de misiles y artefactos con fines bélicos resguardados en aquella bóveda.

—. ¡Já! ¿Demasiado, dices?—se burló el gordo hombre.—. Te haré una pregunta, Taehyung. ¿Cómo exterminas a una plaga de cucarachas?

—. Es difícil, mi señor. Las cucarachas no son fáciles de matar, y los insectos evolucionan para resistir a la erosión y el veneno.

—. Tienes toda la razón, Kim. Y por eso, mucho nunca será suficiente para exterminar a las cucarachas que nos han hecho la vida difícil.—Taehyung frunció su ceño y observó al hombre confundido—. Mira la realidad, Taehyung. La gente de Euonia espera que los acoja como ciudadanos de Kalon, pero la realidad es que sólo han venido a robarnos y a faltarnos el respeto.

—. Pero, mi señor...

—. ¿Crees que una bomba es suficiente, Kim? Claro que no, nunca lo será.—Taehyung estuvo a punto de alzar la voz molesto, pero alcanzó a contenerse y apretar sus puños para que el hombre no notase su furia.—. Y como se que entiendes esto lo suficiente, he decidido darte un cargo más alto.—el soldado parpadeó perplejo y miró al marqués con sus ojos llenos de esperanza—. No queda mucho para que ellos respondan, Tae; nuestro ejército está listo y preparado pero no pienso enviarte al campo de batalla por nada del mundo, no estoy dispuesto a perder otro hijo.

—. ¿Qué quiere decir?

—. Quiero decir que, te he ascendido a General. Manejarás a tus tropas y me harás orgulloso. ¿No es así, hijo?—preguntó con una sonrisa.

—Taehyung, satisfecho y pensando en los sabotajes que podía hacer con las tropas a su cargo, sonrió profundamente y asintió con la cabeza—. Considérelo hecho, su excelencia.

—. Sabía que me harías muy feliz.—respondió el hombre.—. Tengo un compromiso, Kim. Te dejo solo, puedes terminar de recorrer la bóveda.

—. ¿Está seguro?

—. Claro que sí. Volveré en unos minutos para acompañarte. Ahora, discúlpame.

Entonces, el marqués dio la media vuelta y comenzó a caminar fuera de la planta del ejército. Taehyung sonrió para sus adentros y mordió sus labios con emoción.

—. ¿Señor Taehyung?—el muchacho se dio la media vuelta para ver a aquel hombre.—. Le llegó una carta.—dijo el mensajero tendiéndole el sobre de papel amarillento.

El corazón de Taehyung se aceleró mucho más al escuchar aquello y tomó con prisa la carta de las manos del mensajero. El hombre le sonrió y abandonó la bóveda habiendo dejado la carta en manos de Kim. Taehyung pegó el sobre a su pecho y rezó internamente porque fuese de Ara y porque le dijese que estaba bien.

Fire Drill; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora