Pénte

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25 de Julio, 3060. Estado de Kalon, Distrito ocho.

"Taehyung...

Tengo una cicatriz en el abdomen.

No quiero que te preocupes por mi. Estoy totalmente bien, sana y tomando gominolas con vitamina D a falta de rayos de Sol, pues no he salido de casa en casi un mes.

Recibí una noticia hace un mes. Nunca creí que el hecho biológico de desarrollar un ser humano dentro de ti fuera tan prometedor, tierno y esperanzador como lo pensé después de que la doctora me anunciara que estaba embarazada.

Por un momento no me importó que no tenía nada para ofrecerle a ese nuevo ser humano, ni el hecho de que no te he visto por meses, tampoco me importó que me desterraran de mi tribu o que podría morirme junto con él a falta de alimento.
Porque si ese bebé compartía una fracción de tu sonrisa o un fragmento de tu mente, eso sería suficiente para mí.

Me encantaría terminar esta carta diciéndote que espero a que nuestro bebé nazca.

Pero no es así.

Fui asaltada en un intento de protestar la hambruna extrema en mi tribu al querer hablar con el jefe Baku. Pero según sus palabras, el fin de los tiempos se acerca, y con él vino la muerte de nuestro hijo cuando fui apuñalada.

Tuve un aborto espontáneo la mañana siguiente que me cerraron la herida del asalto.

Perdóname, Taehyung.

No se si creerle al profeta que gobierna mi nación. Me gustaría no hacerlo, pero tampoco voy a esperar ciegamente a que los días pasen y nos volvamos a ver. Tampoco se cuando voy a escribirte otra vez. No quiero vivir en una ilusión que nunca se haga realidad.

Pero, si el mundo se estuviera acabando, vendrías, ¿verdad?

Atte. Ara Stavrou."











Taehyung era el nombre puro de devastación. Completamente derrumbado sobre el suelo del pasillo del hospital donde su madre estaba internada. La tinta de la carta se había corrido en algunas partes por haberse mojado con las lágrimas del soldado. Desde hacía una hora no soltaba nada más que hipo y sollozos sonoros, sus ojos ya no podían fluir más agua después de estar ahí postrado en el suelo llorando por más de tres horas.

No podía imaginar lo que pudo haber sido recibir una apuñalada en el estómago como Ara había tenido que sufrirlo. Ella decía que probablemente la situación en Kalon era igual de complicada, pero Taehyung no podía imaginar realmente lo que podían estar pasando.

Sí, las personas del estado estaban muriendo y enfermando de virus y bacterias que se supone habían sido erradicadas hace años, pero no se comparaba con la hambruna fatal que las personas en Euonia podían estar sufriendo. No se comparaba con que Ara no pudiera salir un minuto de su casa porque podrían asaltarla, o violarla, o matarla. Y Taehyung no podía imaginar dejar de recibir cartas de su parte porque algo de eso haya pasado, y lamentablemente, como nadie sabe de su existencia y relación con Ara en Euonia, nadie se encargaría de darle la noticia. Tendría que morir con la incertidumbre.

Pero más tristeza le daba imaginar a aquel bebé creciendo en el vientre de Ara. Le dolía imaginar que posiblemente ese niño sí podría parecérsele, y aunque no fuera así, Taehyung no podría haber sido más feliz solamente sabiendo que Ara estaba embarazada.

¿Si el mundo se estuviera acabando él iría a Euonia? Sí, seguiría a Ara hasta el jodido fin del mundo. Lo haría en ese mismo momento, iría a verla. A hacerle un entierro apropiado a su pequeño bebé de cuatro meses.

Fire Drill; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora