Tría

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18 de Junio 3060. Estado de Kalon, Distrito ocho.

Acababan de remodelar el viejo hospital. Tras excesivas protestas al gobierno, por fin habían recibido un préstamo para poder terminar lo que quedaba del hospital antes de la guerra. Las noticias eran buenas, pero el hospital llevaba abierto una semana y ya estaba cubierta de gente muriendo de hambre, enfermos de cólera y sarampión.

Pero a Kim Taehyung poco le importaba contagiarse de cólera, él tenía una misión en ese hospital más importante.

—. Mater...—susurró Taehyung acercándose a la mujer recostada sobre la camilla de hospital y acuclillándose a un lado de esta para ver el rostro de su madre. La mujer se encontraba dormida, conectada a un tanque de oxígeno y en su muñeca el catéter.

—. Está dormida, no la despiertes.

Cuando Taehyung escuchó aquella voz miró directamente hacia la puerta de la habitación. Ella estaba enfundada en un traje blanco, pulcramente ajustado a su delicada anatomía y su cabello castaño caía sobre sus hombros. Sus ojos almendrados observaban a Taehyung dulcemente. Esa muchacha llevaba por nombre Oriana, y era la novia de Kim Taehyung.

Oriana era la única mujer más tonta que Taehyung para salir con el propio Taehyung. Y durante el tiempo en el que el muchacho había estado en alta mar redirigiendo migrantes a Euonia, Oriana había conseguido un trabajo en el hospital del distrito ocho de Kalon donde la madre de Taehyung estaba internada.

—. No me has visto por más de tres meses.—dijo Oriana acercándose al muchacho—. No parece que me hayas extrañado.

Oriana era más tonta que Taehyung. Y era tan tonta que no se había dado cuenta de que Taehyung nunca la extrañó, y nunca la buscó y nunca la amó realmente. Era tan tonta que se la vivía esperando por un poco del afecto de Taehyung, aunque supiera que su relación no existía para eso.

—. ¿Qué haces aquí, Oriana?—preguntó Taehyung desviando completamente el tema que la muchacha había tocado. Entonces, Oriana acomodó su uniforme de enfermera y rodeó a Taehyung para acercarse a la mujer acostada en la camilla.

—. El hospital paga bien.

—. Tú no necesitas trabajar.—respondió Taehyung sin ver a la chica a los ojos.—. ¿Qué pensarían tus padres si te vieran aquí? Me echarían a la calle.

—. No si yo les digo que no lo hagan.—respondió Oriana posando ambas de sus palmas en los hombros de Taehyung.

—. El señor Ítalo me mataría.

—. No, lo más que puede hacerte mi padre es sacarte del ejército y no está en posición de hacer aquello.—contestó Oriana rodeando el cuello de Taehyung.

La razón por la que Oriana y Taehyung estaban juntos es porque a la madre de Taehyung se la estaba carcomiendo el cáncer maligno en uno de los hemisferios de su cabeza rapada; Taehyung necesitaba el dinero para seguir estudiando o trabajando y poder pagar el tratamiento de su madre. Y por otra parte, Oriana estaba enamorada de Taehyung, y su padre era el Marqués que gobernaba Kalon.

Kim Taehyung era una víctima más del sistema oligárquico y corrupto que gobernaba su país.

Y Oriana estaba completamente dispuesta a aprovecharse de aquello.

—. Sí te extrañé, Oriana.—mintió mirándola a los ojos—. Pero necesito estar un momento a solas con mi madre.

Oriana, cegada completamente por su enamoramiento hacia el chico de piel tostada, entendió totalmente su deseo de estar solo y salió de la habitación de la mujer enseguida, dejando al muchacho solo con su progenitora.

Taehyung estaba hecho un manojo de ansiedades, temores y frustraciones. No soportaba un día más en el ejército, no soportaba un día más con su madre inconsciente la mayor parte del día, no soportaba un día más siendo el novio de Oriana.

No soportaba un día más sin poder ver a Ara Stavrou.

Extrañaba genuinamente observar su sonrisa por horas, tocar su piel suave en sus muslos y áspera en sus brazos. Extrañaba enredar sus dedos entre su pelo y oler su aroma natural a avellana y nuez.

No sabía si la última carta que Taehyung le había enviado había realmente llegado a sus manos. Temió por un momento que alguien cercano a ella se enterara de su romance con el soldado y no hubiera tenido la oportunidad de responder a la carta que él le envió. Tenía miedo de que de alguna forma, alguien le quitara todo lo que Taehyung quería en la vida.

Tenía miedo de un día despertar y que su madre no lo haga. Tenía miedo de un día tener que afrontar al Marqués Ítalo diciéndole que no ama a su hija y que este proceda a colocar una rifle entre sus cejas. Tenía miedo de que Ara hiciera su vida de nuevo en Euonia y recordara aquellos meses en El Prodigio como una aventura más que tuvo con un nativo de Kalon.

Taehyung había pasado tres días enteros buscando el hospital donde se encontraba su madre, había bebido poco y apenas había comido. No tenía más fuerzas para seguir despierto, así que con los párpados más pesados que la nieve sobre las hojas de los árboles, Taehyung se quedó dormido sobre el regazo de su madre acostada en la camilla del hospital.

El soldado durmió plácidamente unas horas, antes de que el turno nocturno comenzara y tuviera que pedirle a alguna de las enfermeras o a la propia Oriana poder quedarse con su madre para poder verla al despertar. Entonces, cuando volvió a escuchar bulla en el pasillo del edificio, despertó completamente y salió de la habitación encontrándose con Adria, una amable enfermera que había conocido anteriormente por los tratamientos de su madre.

—. Kim Taehyung, es un placer volverte a ver.—dijo Adria observando al muchacho con brillo en sus ojos.—. Te llegó una carta, ve a la administración por ella.

Taehyung sintió el vuelco en su estómago en cuanto escuchó aquella noticia. Agradeció enérgicamente a la enfermera y bajó por las escaleras apresurado hasta llegar al pequeño mostrador de la parte de administración y encontrar justo encima de este el sobre de papel ligeramente maltratado y manchado con café.

Eufórico tomó el sobre de papel y se lo llevó escaleras arriba hacia la habitación de su madre. Cerró la puerta detrás de él y se sentó sobre la silla justo a un lado de la camilla. Abrió aquel sobre de papel con sumo cuidado y delicadeza y sacó de su interior la carta doblada a la mitad tres veces. Apenas abrirla ya reconocía la caligrafía de la muchacha y su forma de escribir el latín.

"Taehyung...

No quisiera aburrirte con mis palabras soberbias y tampoco quisiera hacerte saber de la horrible situación que se vive en mi tribu, pues supongo que los días en Kalon tampoco han de ser sencillos de sobrellevar.

Pero sí quiero hacerte saber que te extraño de igual manera e incluso más fuerte de lo que tú me extrañas a mí. No quiero contar los días que pasen hasta que vuelva a verte, porque me sentiré encerrada en un calabozo; tan sólo esperaré a que aquel glorioso día llegue y nos podamos volver a encontrar.

No me es relevante el idioma en el que hablemos, Taehyung, mientras puedas entender que te quiero y que voy a esperar todo lo necesario, me es suficiente. Ya sea en griego, latín o en persa, esperaré día y noche ansiosamente tus cartas.

Atte. Ara Stavrou.

Fire Drill; K.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora