🥢Catorce

6.4K 1K 390
                                    

Capítulo 14: "Mi nueva perra."

"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



        Takemichi estaba que no se la creía, estaba en demasiado shock como para procesar todo lo que pasaba frente a sus ojos. Poco después de que Satoru dijera eso lo dejó ahí en el suelo para dirigirse a Kiyomasa con esa pequeña sonrisa.

—Tu... ¿A qué división perteneces?

— ¡División 3, señor! — miente descaradamente, ganando al instante una patada de Satoru.

—Respuesta incorrecta...

Lo tomó del cabello con firmeza para poder golpear de mejor forma su asqueroso rostro. La sangre pronto salpicó el rostro del más alto que no aguantó sonreír sádico, lo dejó caer al suelo y ahí siguió abusando de su magullado cuerpo con patadas y pisotones. Todos los adolescentes temblaron de miedo ante la locura del más alto, tan así, que sus cuerpos se encontraban paralizados, incapaces de salir corriendo de ahí por miedo a ser perseguidos por ese loco adolescente.

—Ahora vas a darme todo el puto dinero que juntaste con las peleas... — obliga el mayor, sus ojos notaron un bulto en los bolsillos de sus pantalones y sin pena metió su mano para sacar el enorme fajo de billetes. — Olvídalo, ya lo tengo~

—Satoru, estás asustando al público.

Levantó su vista para ver llegar al primer sub comandante de la Tokyo Manji, Draken, y muy detrás de él a su comandante — que venía acabando su dorayaki con forma de pescado. Satoru con una patada final acomodó a Kiyomasa para que quede en posición de reverencia en el suelo y él solamente se dobló a 90° con un gesto serio. Todos copiaron su acción, menos Takemicchi que solamente podía notar a Draken desde su posición en el suelo.

—Muy buenas tardes, comandante. — saluda cordial, recibiendo una pequeña queja del otro por la formalidad innecesaria.

—Descansa, Satchin. — ordena el más pequeño que se acercó al otro hasta subirse sobre la espalda del pelinegro en el suelo — ¿Es él?

—Era él. — corrige Satoru con una divertida sonrisa mientras se endereza. Le enseñó el fajo de billetes al otro y lo sacudió un poco. — Te invito la cena.

—Dorayakis de postre y te perdono el espectáculo. — comenta natural el rubio mientras limpia sus zapatos en la camisa de Kiyomasa, como si fuese un tapete en el suelo.

—Hecho. 

—Bien, ahora ¡andando! — ordena aburrido. Bajando del gran cuerpo para caminar en dirección a la moto del rubio — Las peleas clandestinas son muy aburridas...

Luego de atar los billetes con una liga de cabello Satoru se los lanzó a Draken quien lo atrapó con solo levantar su brazo sin inmutar su rostro serio y lo guardó en los amplios bolsillos de su pantalón. Satoru le cedió el paso al comandante y al otro antes de seguirlos, aunque recordó algo y volteó con una traviesa sonrisa.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora