🥢Treinta y ocho

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Capítulo 38: Padre nuestro.

Capítulo 38: Padre nuestro

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     Cuando abrió sus ojos fue por culpa de la luz del sol que le dio directo al rostro hasta finalmente despertarlo por la molestia. Se levantó para cerrar las cortinas y volver a lanzarse a la cama para dormir, pero su acompañante no pensó lo mismo, ya que por el movimiento del otro terminó de despertarse y lo atrajo hacia él para abrazarlo.

—Buenos días... — saluda ronco Draken, dejando en el proceso un perezoso beso en la frente de su novio.

—Buenas... — responde somnoliento el pelinegro que empezó a frotarse los lagrimales para quitarse la basura de los ojos.

Compartieron algunos perezosos besos para despabilarse y una vez lo hicieron tomaron sus rutinas de lavarse los dientes, lavar sus rostros, vestirse y finalmente salir para ir a conseguir comida para el desayuno. Satoru se quejaba en el camino por la intensidad del sol del mediodía, Ken lo regañaba por ser tan huraño al recien levantarse y mientras compraban su desayuno se iban pateando para molestar al otro.

Volvieron al burdel para desayunar en el cuarto del rubio, estaban hombro a hombro sin decir ninguna palabra, solamente comiendo en silencio y con las miradas puestas en el mural de fotos del dragón gemelo. El pelinegro le daba su último bocado a su pan de leche cuando escuchó al otro carraspear, lo miró el silencio y le dio unas palmaditas en la espalda que irritaron a Draken.

— ¡No me estoy ahogando!

— ¿Entonces por qué carraspeas? — pregunta, haciéndose el tonto.

—Sabes que... Esto está mal. — murmura sin verlo.

— ¿Amar está mal? — preguntó calmado. — Porque si ambos nos amamos no veo problema alguno.

— ¡¿Ah?! Yo también te amo y no lo decía por eso. — aclara alterado, pero por la calma que transmitía Satoru él terminó por tranquilizarse y respirar profundo para expresarse mejor. — A lo que voy... Es que estamos en una guerra, Toman y Tenjiku lo están y... Se va a hacer difícil vernos mientras pertenezcamos a diferentes bandos.

— O sea que te acobarda enfrentar a Mikey, entiendo. — razona rápido el de quemadura, encestando su lata de café en el cesto de basura que había cerca. — Tranquilo, lucharé por ambos para que esto pueda funcionar

— ¿Ah? ¿De qué-? — se cayó por culpa de los secos labios de su novio, labios que pronto humedeció con su propia lengua. No pudo disfrutar mucho de ese contacto porque rápidamente se separó de él, preocupado. —No hagas ninguna estupidez.

—... Debo irme. — avisa serio. 

Draken sólo lo acompañó en silencio hasta la salida para ver como su pareja se iba sin siquiera voltear a verlo. Notó que Satoru dejó de caminar, pensó que algo malo pasó cuando lo vio volver en sus pasos hacia él y solamente terminó por avergonzarse porque solamente había vuelto para abrazarlo con fuerza.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora