🥢Cuarenta y dos

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Capítulo 42: Salva a Satoru.

Capítulo 42: Salva a Satoru

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    Takemichi ingresó a la habitación en la cual descansaba el pequeño Touya Kawata. El menor se encontraba profundamente dormido, con un grueso vendaje en la zona de su cabeza que deformaba por completo aquel afro suyo. El rubio mayor sintió demasiada lástima por el pequeño, pero ahora tenía un enorme problema y era aquella guerra que se les venía encima.

No sabía por dónde empezar, a quién acudir y qué hacer. Ya protegió a Hina de aquel destino cruel, siente que Satoru será capaz de cuidarla mientras él viaja hasta su época, pero al mismo tiempo no confía en que el otro aguante sin él otro viaje en el tiempo.

No sabe en qué condiciones se irá, tampoco entiende mucho cómo afecta sus viajes a Satoru. Se siente completamente perdido, como si estuviera comenzando todo de nuevo y no tuviera idea de a dónde apuntar ahora.

Los quiere salvar a todos, pero... ¿Cómo?

— ¿Takemichi-kun...?

—¡! — el rubio se sorprendió demasiado al ser llamado por el menor. Rápidamente se acercó a este para no forzarlo a alzar la voz. — ¡Touya-kun! ¡De verdad siento no haber llegado a tiempo! ¿Cómo estás?

—Mhm... Me siento... Raro... — comenta muy bajito. Takemichi tuvo que hacer un enorme esfuerzo para poder escucharlo. — ¿Dónde... Está senpai?

—Satoru, él... Cree que estás muerto... — confiesa muy a su pesar. — ¡Pero descuida! ¡Ya lo estamos buscando para reparar el mal entendido!

Takemichi bromeó sobre el susto que se llevaron todos con respecto a su supuesta muerte, pero calló de golpe al ver las gruesas lágrimas que caían del rubio menor. Este lloraba desconsolado, siendo consciente que el dolor que debe estar pasando su superior sea por su culpa, también el futuro castigo que se le vendría encima si se enteraban que lo defendió a capa y espada, a él, al enemigo.

Touya, a pesar de haber recibido demasiado daño, es alguien con una fuerte mentalidad que nunca se deja doblegar. Conoce demasiado bien a su mejor amigo para saber qué es lo que pasa por su mente y qué es lo que está haciendo en ese momento. Por eso llora.

Llora porque sabe que Satoru no lo hará.

— ¿Touya-kun? ¡¿Estás bien?! ¡A-ah! ¡D-deja que llame a un médico! — el mayor se levantó de golpe de su asiento para ir por ayuda, pero un suave susurro le hace detenerse. Giró para ver con extrema sorpresa su mano siendo presa por la del herido que lo miraba demasiado serio.

—Takemichi-kun... Por favor, salva a senpai... — suplica con voz quebrada. — Senpai ya sufrió mucho, por favor... Te lo ruego... No quiero que algo malo le pase a senpai.

—... Te lo juro, Touya-kun... — jura con una enorme sonrisa y una determinación de hierro. — Los protegeré a todos.

—... Tenjiku quiere manchar las manos de senpai. — revela con mucho dolor en su voz. — Lo están usando para sus fines malignos ¡Quieren que senpai se vuelva un asesino!

Esa revelación la terminó gritando con desesperación, alertando a sus hermanos que entraron de golpe a la habitación junto a una enfermera para atender al herido. Takemichi salió por órdenes de estos, pero con nueva información decidió correr lo más que daban sus piernas hacia la casa del mayor.

Necesitaba advertirle, necesitaba que el otro supiera que lo estaban usando para manchar sus manos de sangre. A cada paso que daba Takemichi se iba dando cuenta de ciertas cosas que había olvidado, sus pasos perdieron velocidad hasta dejarlo de pie en medio de un parque que planeaba usar como atajo, un parque que lo dividía en dos caminos a seguir.

Volver al futuro para buscar arreglar todo esto o seguir alargando la tragedia.

La casi muerte de Touya Kawata le dejó un mal sabor en la boca ¿Y si hubiera pasado? ¿Y si de verdad Touya se moría y no podía evitarlo? No quiere ni imaginarse esa alternativa o variante. Respiró agitado por el remolino que se formaba en su mente, todo tuvo un tope cuando se dejó caer de rodillas y gritó a todo pulmón muy frustrado.

No quiere perder a nadie.

— ¿Takemicchi? — llama Mikey curioso.

El rubio levantó muy sorprendido su mirada al escuchar la voz del otro ahí. Desde hace un tiempo lo está evitando porque está confundido con los sentimientos de su yo pasado y su yo actual. Su pequeño cerebro recordó las palabras de Satoru, el cómo dijo que ese Takemichi estaba enamorado de Mikey y no pudo negar eso, el rubio le parece una persona muy fuerte, hermoso y bastante bueno, aunque tenga sus problemas mentales.

—Mikey-kun... — responde cansado. El más bajito se acercó para ayudarlo a ponerlo de pie y él no tardó en darle un fuerte abrazo. — L-lo siento, es que... Creo necesitar esto.

Fue un impulso, pero lo tomó como algo muy bueno. Su corazón jamás mentía, pero sabe que la mente tampoco y admite amar con la misma intensidad a Hina y a Mikey. Tal vez en el futuro pasen otras cosas que empeoren todo, que Satoru ya no pueda ser recuperado, pero va a intentarlo cueste lo que cueste.

Lo va a salvar, y también a Mikey, y a Hina, y al resto.

— ... Lo siento, Satoru-san. 

Había tomado su decisión. Si quería salvarlos a todos debía hacerlo.

— ¿Mh? ¿Qué pasó con Satchin? — pregunta preocupado el más bajito.

— ¡Después te lo explico! ¡¡Debo irme!! — y Takemichi tomó el camino contrario al que planeó desde un inicio a ir.

Takemichi Hanagaki eligió volver.

Takemichi Hanagaki eligió volver

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𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora