Ken Ryuguji siente la necesidad de tener a alguien que lo cuide como él cuida a Mikey y a sus amigos. Satoru Sadao siente la necesidad de tener a alguien para darle amor incondicional, ser correspondido y cuidarlo con su vida.
Ambos muchachos serán...
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La noche en la casa de los Kawata siempre era la mejor, recuerda que en el pasado jamás tuvo tiempo de ir por los millones de trabajos que tenía y era una parte que se lamenta haber perdido en su adolescencia. Eran contados con los dedos las veces que pudo quedarse a cenar con la familia y siempre estará eternamente agradecido con la adorable mujer por tratarlo como un hijo más.
La noche que pasó con esos trillizos fue una locura total, empezaron tranquilos comiendo botanas, todo empezó a descontrolarse con el karaoke y la propuesta indecente de salir. Viajaron en moto hasta una plaza donde estuvieron jugando futbol con un balón de papel con cinta hasta que este se deshizo por completo, la locura llegó a más cuando se fueron a Roppongi a dejar sus firmas en la pared con grafiti y el chiste de la noche fue haber llenado de pintura amarilla al hermano menor Haitani.
Contexto: Satoru y Smiley estuvieron forcejeando con la lata de pintura hasta que esta salió volando y explotó cerca de uno de los reyes de Roppongi, señal suficiente que usaron para huir a todo lo que dan las motos.
Cuando dejaron a Satoru eran las 6 a.m. y apenas este cayó en la cama se tuvo que levantar porque tenía que ir a clases.
— NOOOOOOOOO.
Los cuatro estuvieron como zombis toda la mañana y parte de la tarde, por suerte ninguno tenía algún examen ese día, así que cuando cada quien estuvo en su casa cayeron rendidos en sus camas. Ese día fue un viernes, al otro un sábado y ese mismo día al mediodía Satoru le tuvo que abrir a Draken que casi tira la puerta abajo de tan fuerte que la golpeaba.
—Eres un insufrible. — maldice apenas lo ve, el alto le extendió un dorayaki que aceptó y con eso en la boca salió de su casa para seguirlo. — Pero acepto tu ofrenda.
Ambos comenzaron su camino, el rubio lo fue a buscar directamente porque el día anterior Satoru lo había ignorado por completo — por no dormir nada — entonces agradeció ese impulso suyo para venir a buscar al otro porque ahora disfrutaba de la adorable imagen de su crush caminando con ese pescado de masa entre sus labios. Como Satoru estaba algo adormilado aún no fue consciente de que tomó la mano de Draken y que le provocó un infarto al otro por esa acción, pero era algo que ambos decidieron pasar al no haber nadie en la calle.
—Apenas lleguemos a la avenida te soltaré... — avisa avergonzado.
—Me sueltas y me pierdo. — amenaza ahora más despierto el pelinegro que empujó al otro a un callejón con salida. — Vamos por acá.
