🥢Veinticinco

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Capítulo 25: Buen viaje.

Capítulo 25: Buen viaje

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       Estiró todos los músculos de su cuerpo cuando terminó de limpiar por completo su hogar, se deshizo de los pañuelos que cubrían su cabezón y mitad de su rostro para ver con orgullo los frutos de su esfuerzo. Estuvo toda la mañana y parte de la tarde limpiando a fondo la pequeña vivienda que ahora siente como si hubiera cumplido el mayor logro de su vida.

—Ahora sí parece una casa. — se felicita, prometiendo mentalmente que compraría mañana pintura para darle color a las paredes. — Ah, estoy cansado...

— ¡Buen trabajo!

Rápidamente giró para ver al propietario de esa voz. Takemichi se acercó a él para ver más de cerca la enorme casa por fuera, notando está mucho mejor de aquella vez que acompañó al pelinegro. El rubio se veía realmente feliz, al igual que el mayor, ambos se sentían realmente bien por el cambio.

—Michi ¿Qué te trae por aquí? — saluda feliz el pelinegro. Envolviendo con uno de sus brazos al más bajito, se sentía muy feliz, todo está yendo demasiado bien y eso sumado al cambio le puso de buenas. Ni una pandilla invadiendo su territorio romperá su buen humor.

—Yo... Vine a despedirme.

— ¿Eh? ¿Te vas de viaje? — pregunta extrañado.

—No, bueno... Algo así. — ahora se sentía nervioso, teme haber metido la pata, pero rápidamente ese sentimiento se esfuma cuando siente una pequeña acaricia en su cabeza. — ¿Eh?

—Ten un buen viaje, Michi.

—Gracias, Satoru.

Ambos adolescentes se despidieron, el pelinegro al fin entendió el significado de esas palabras, pero no lo retuvo. Miró una última vez la espalda del pequeño chico, luego su casa antes de darse la vuelta e ir hacia una dirección específica.

Debía despedirse también.

A Satoru siempre le encantó las zonas como el centro de la ciudad o lugares cercanos a esta por el ruido que generaba. Es algo a lo que volvió una necesidad el escuchar constantemente que haya ruido para estar tranquilo, para no sucumbir a esos pensamientos extraños y tampoco a esa oscuridad.

— ¿Qué haces por aquí?

—Quería verte. — confiesa sin vergüenza, ruborizando al otro.

Ambos ingresaron al burdel para ir a la habitación del más alto y ponerse cómodos ahí. No necesitaron palabras, solamente la presencia del otro para poder estar bien y disfrutar de ese pequeño silencio.

Ahora recuerda por qué necesitaba el ruido, porque este le hacía distraerse y nunca recordar que estaba solo y que sus personas más amadas habían muerto.

Tenía miedo de dormir, constantemente despierta alterado, agitado, le cuesta consolar el sueño y eso tuvo solución hace unos días cuando Draken lo miró y le aseguró que estaba vivo. Ahora era consciente de eso, de la calidez que emana el otro cuando se abrazan sobre la cama, la firmeza con la cual sus piernas se entrelazan y le hacen saber al otro que está ahí y que será imposible alejarlos.

—Estas raro... — opina el rubio en un tono bajito, temiendo romper el agradable ambiente con su tono de voz.

Sus ojos plateados lo miraban como el ser más hermoso y puro de todo el mundo, como el pobre al dinero o el hombre a la luna. Satoru lo miraba como si fuese su mundo entero y él no se quedaba atrás, solo que el pelinegro era incapaz de leer o aceptar que el otro lo mire de esa forma.

No lo mirará igual si se entera de sus pecados.

—Tú me pones raro... — se burla el pelinegro, recibiendo entre pequeñas risas aquellos empujones del más alto. — Ya, me vas a hacer caer.

—Eres un idiota, no sé ni para qué me preocupo.

—Porque me amas ¿No?

Ambos se miraron por largos segundos a los ojos antes de explotar en carcajadas y comenzar a forcejear con el otro como un juego típico de ellos. Pronto el forcejeo se convirtió en una pelea sobre la cama y eso terminó con Satoru sometiendo a Ken que pedía tiempo muerto muy molesto por la burla en el rostro del otro.

—Gané~

—Te dejé ganar. — refuta caprichoso. — Aún me duele el abdomen, tenías ventaja.

—A llorar con el encargado de esta pocilga, luego andas presumiendo esa cicatriz como si fuese un premio o ese ridículo tatuaje. — regaña con voz divertida.

— ¡¿Qué dijiste?! ¡Ya vas a ver!

No pudo ganar esta vez por las risas y gracia que le provocó haber provocado tan fácilmente al otro. Luego de tanto pelear se dejaron caer sobre la cama para descansar, entonces el rubio chasqueó su lengua al ver el desastre que hicieron.

—Mira como quedó la cama... — se queja con un pequeño puchero.

—La íbamos a desordenar de cualquier modo. — le resta importancia con un tono meloso, recibiendo al instante una almohada en su rostro. — Au.

— ¡Apenas estamos comenzando, pervertido!

—Me refería a dormir, el pervertido eres tú. — ataca con el mismo golpe con la almohada, solamente que se aprovechó de eso para subirse al cuerpo del rubio y retenerlo contra la cama. — Te atrapé~

—Ngh... No te muevas mucho...

—No lo haré si me das besitos~

El rubio sintió sus mejillas calentarse demasiado por el pedido del otro, pero aunque chasquee la lengua o se muestre molesto realmente cumplió su pedido con mucho gusto. Empezó con pequeños besos sobre sus labios antes de ser algo más profundo y duradero. Se tomaron de las manos en un punto y cuando el aire exigió tregua se miraron a los ojos muy cerca de sus rostros.

—... Eres un mimado. — se queja falsamente molesto. Era demasiado blando cuando se trataba de él.

—Tú me volviste uno cuando me besaste tan posesivo en el festival. — le recrimina con una pequeña sonrisa.

—Tu empezaste.

—Pero te gusta ¿No?

—Tsk. — Satoru no se vio venir que el otro cambie la posición y lo acorrale contra su cama con una extraña aura dominante que ruborizo al pelinegro. — Cierra el pico. — ordena antes de besarlo.

"Podría acostumbrarme..." Piensa con una enorme sonrisa el pelinegro mientras comparte un beso con su chico. Nunca se diferenciaron con etiquetas, ellos mismos manejan a su ritmo sus emociones y aquellas pequeñas muestras de afecto privadas, lo único de lo que son conscientes es que les será muy difícil perder aquello que apenas comienza.

Porque cuando dos almas gemelas se reúnen ya es imposible separarlas.

Porque cuando dos almas gemelas se reúnen ya es imposible separarlas

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𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora