🥢Veinte

5.2K 907 192
                                    

Capítulo 20: Él me apoya a mí.

       Cuando no sabes dónde esconderte, recurre a tus perras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

       Cuando no sabes dónde esconderte, recurre a tus perras. Esa es la lógica de Satoru y Takemichi nunca se sintió tan nervioso como ahora que tenía dentro de su cuarto al tercer al mando de la Toman escondido en su hogar, cuando sus amigos llegaron no supo cómo explicarles que aquel pelinegro estaba ahí obligado y no precisamente por él.

— ¿Ah? Mikey y Draken se pelearon, no van a tardar en meterme en medio y no quiero.

Si, aquel chico mentalmente de 28 años estaba haciendo un berrinche y su mejor solución fue esconderse de los otros dos adolescentes. Todos ahí se tomaron menos en serio al Sadao y, por consecuencia, lo tomaron como uno más en su banda hasta que este se muestre terrorífico. La razón por la cual Satoru decidió esconderse es porque los otros dos hace 2 días pelearon frente a su hogar y por no querer hacerse cargo — también por pereza — decidió recurrir a su perra.

Su presencia ayudó al Hanagaki a terminar el rompecabezas, Satoru es demasiado bueno en ese tipo de juegos, así que con su ayuda terminó mucho antes de que lleguen sus amigos. Con estos presentes pudieron jugar a las cartas en el suelo, con miedo en el primer juego y luego con más confianza por el natural espíritu competitivo que surgió de todos.

—Así que de verdad Draken-kun y Mikey se pelearon... — murmura decaído Akkun. Con la declaración de Satoru no le quedaron dudas, no es broma ni algo de todos los días, de verdad ambos altos mandos pelearon.

—No puede ser... — niega Takuya también afectado.

— ¿Quién está peleado? — todos gritaron al ver en el umbral de la puerta al enorme cuerpo de Ken Ryuguji — ¿Ah? ¿Qué haces aquí, Satoru?

—Eso te pregunto a ti. — murmura serio. Los más débiles sudaron frío cuando el pelinegro se puso de pie y encaró a Draken — Espero que no estés aquí para molestar a Michi.

— ¿Ah? Mira quién habla de molestia ¿No te habrá mandado Mikey para llenarle la cabeza a Takemicchi con sus tontas ideas?

Ambos se tomaron por el cuello de sus playeras y chocaron narices con una tensión demasiado frágil que asustó a los ex esclavos, aunque no era más que pura actuación entre ellos. Por dentro disfrutaban demasiado ver al otro tan enojado, es más, podría convertirse en un futuro fetiche de ambos. Se querían reír, también empujar al otro contra la pared y comerle la boca, pero eso ya eran pequeños detalles.

— ¡Ustedes dos ya basta! — exclama Takemichi, quien tembló cuando tuvo la oscura mirada de ambos sobre él. — E-esta... ¡Están es mi casa! Así que... Si no les molesta, tomen asiento.

Los cuatro amigos del rubio quedaron con la boca abierta cuando los dos más altos se sentaron sin protestar, es más, Draken ofreció una sandía como tratado de paz temporal y también declaró haber ido con tal de ver cómo se encontraba su nuevo amigo: Takemichi. Los más bajitos vieron conveniente comenzar a rezar mientras comían sandía por las asesinas miradas que se dedicaban los más altos.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 || ᴛʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora