41: El océano entre tu y yo

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Satoru

— Hey — saludó Geto entrando a la habitación, al no obtener respuesta suspiró y corrió las cortinas para permitir que la luz del sol ilumine el espacio. Mis ojos se cerraron debido a la repentina intromisión solar y gruñí dándole la espalda a mi mejor amigo.

— ¿Cuántos días vas a seguir así? — lo sentí sentarse en un extremo de la cama, cubrí mi cuerpo con la sábana y me acurruqué aún más — Han pasado dos semanas desde que terminaste con... bueno, con ella.

No quería escuchar su nombre, me dolía.

Cada sílaba perteneciente a ella lograba hacer que mi corazón duela, como si me estuvieran dando del veneno más letal.

— Satoru no puedes seguir así, el viaje de fin de curso será dentro de dos días y tú estado es deplorable — aseveró, seguí callado y Geto soltó un sinnúmero de insultos hacia el cielo — ¡Apestas, maldita sea! Así que será mejor que arrastres tu albino trasero a la ducha y tomes un baño — salió de la habitación cerrándola de un portazo. Suspiré una vez más y abracé mis piernas, no tenía ganas de nada.

No quería sentir nada.

Desde esa noche, lo único que hice fue tomar una maleta con ropa e ir a la desolada casa de mis abuelos. Geto se encargó de darle falsas explicaciones a mi madre para evitar que se preocupe, Nanami me visitaba de vez en cuando trayéndome comida y videojuegos. Pero lo único que hacía era estar en cama mirando un punto fijo de la pared o llorando hasta quedar dormido.

Sabía de antemano que me veía deportable, no comía, no bebía agua, tampoco dormía y mucho menos hablaba.

«¿Por qué debo seguir atada a ti solo por lo que ocurrió en el pasado?»

Esas fueron sus palabras esa fría noche de invierno. Me quemaba por dentro recordarlo, pero aún si me dolía, yo seguía amándola.

Me había destrozado y yo aún mantenía la esperanza de Utahime volvería a mi lado para ayudarme a pegar los trozos de mi roto corazón.

Me negaba a creer que Utahime me había traicionado aliándose a Denji, mi alma se rehusaba a creerlo. Incluso descartaba la posibilidad de que Kusakabe y ella...

No obstante, mi cerebro especulaba en mi contra, creaba teorías y destruía toda mi fe.

¿Qué me dolía más?

¿Una posible traición? ¿Un corazón roto? ¿Ambas?

De nuevo la lluvia se acumulaba en mis ojos, estaba harto de llorar susurrando su nombre pidiéndole que por favor regrese.

Parecía una pesadilla sin final.

Revisé mi móvil una vez más rememorando cada foto de todas las citas que tuvimos, su rostro sonriente mientras se dejaba abrazar por mi, cada vez que estaba distraída, sus muecas que la hacían ver tierna...

— Regresa, te extraño — sollocé hablándole a la fotografía instantánea que nos tomamos en mi cumpleaños.

Y lo recordé, las palabras de mi madre en aquella colina.

«Satoru, trae aquí a la persona que ames»

— Mamá... creo que me equivoqué — me senté en el colchón y abracé mis piernas escondiendo el rostro entre mis rodillas, mi pecho ardía ante cada sollozo.

Desde hace dos semanas los recuerdos de mi vida pasada con Utahime no dejaban de atormentarme, habían regresado a mi en el peor de los momentos.

Me negaba a seguir viendo como éramos felices en el pasado, cerraba los ojos con fuerza cada que una memoria atacaba mi subconsciente.

𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙧𝙤𝙢𝙖𝙣𝙘𝙚𝙨 𝙮 𝙢𝙖𝙡𝙙𝙞𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨  (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora