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Este capítulo me hizo llorar mientras lo escribía; disfrútenlo!Utahime
— Sensei, ¿usted tiene novio? — la pregunta obviamente me tomó desprevenida, casi escupo el refresco que bebía. Volteé levemente para encontrarme con Mai, Momo y Miwa mirándome expectantes.
— ¿A qué viene la pregunta, Momo? — quise saber, debía mantener la calma y no dejar que los nervios me gobiernen. Tuve un pequeño dejavú sobre la charla que tuve con mis padres hace unos meses, ¿era tan necesario tener un amorío en la adolescencia?
Las vacaciones habían terminado, las clases se habían reanudado hace aproximadamente un mes. Volvíamos a tener un horario apretado, esto de tener que adelantar los trimestres era un sacrifico lleno de estrés y ansiedad; volví a terapia con el padre de Shoko la semana pasada para poder "moderar" mis hábitos de estudio y no colapsar antes de la graduación. El instituto de había convertido en un lugar menos aburrido con Yuki en nuestro raro círculo social, casi toda mi adolescencia éramos Shoko y yo caminando por los pasillos, éramos un dueto que la pasaba en la azotea fumando y comprando cervezas. Ahora... éramos un pequeño grupo que comía helado cerca de la estación, corríamos bajo la lluvia, brincábamos en los charcos de agua y nos reuníamos en casa de Yuki a "pasar el rato" con alcohol y tabaco.
Parecía una película americana adolescente.
La relación entre Shoko y Geto... era netamente sexual, nos afirmaron que solo se buscaban para apaciguar sus deseos carnales, no había sentimientos de por medio. Ellos parecían ser muy buenos amigos, no parecía que tenían revolcones de vez en cuando en la habitación de mi mejor amiga. Por otro lado, estaba Gojo, las cosas iban mejorando entre nosotros, sus mofas hacia mi eran menos irritantes.
No obstante, era como si una pequeña soga nos uniera. Y a su vez, Gojo seguía lejos de mi. Él aún no se abría a mi, todavía no me contaba sus secretos y... bien, podía esperar, confiarle tu pasado y emociones a otro ser humano es el arma más filosa que puede existir.
Lo decía por experiencia...
Sin embargo, hoy era sábado de tutorías con mis estudiantes. Estábamos en un terreno baldío que se encontraba cerca de la casa Zen'in, aquí era donde les enseñaba gimnasia; justo en este momento los chicos realizaban una carrera de velocidad en nuestra pista improvisada. Noritoshi y Aoi arrastraban a Mechamaru, el pobre apenas resistía dos vueltas.
— ¿No ha pensado en tener un novio? — preguntó Mai curiosa, mi entrecejo se arrugo e instintivamente miré a Miwa que desviaba la mirada mientras jugaba nerviosa con sus dedos.
Éstas tres planeaban algo.
— Miwa — llamé, la joven de flequillo irregular dio un brinquito sobre su lugar y observó a sus dos amigas con culpa.
— Tengo un primo que quiere conocerla, sensei — reveló con el rostro lleno de vergüenza — Nosotras le contamos sobre usted una tarde que nos llevó al cine, pero fue Mai quien le mostró una foto suya y Momo dijo que estaba soltera.
— Soplona — dijeron ambas chicas entre dientes.
¿Me querían conseguir una pareja?
— No nos culpe sensei, el primo de Miwa es un buen partido, de hecho acaba de llegar — anunció Mai relajada, levanté una ceja y observé hacia la misma dirección que mi alumna topándome con un chico de cabello negro, alto y un poco robusto. Tal vez no era tan alto como Satoru...
¿Por qué demonios los comparas, Utahime?
— Momo lo invitó — chistó Miwa y la susodicha chasqueó la lengua, el pelinegro se acercaba hacia nosotras; Mai y Momo me sonrieron cómplices para irse arrastrando a una Miwa arrepentida que susurraba un sinnúmero de disculpas.
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𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙧𝙤𝙢𝙖𝙣𝙘𝙚𝙨 𝙮 𝙢𝙖𝙡𝙙𝙞𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨 (PAUSADA)
أدب الهواة«Dejavú» era una palabra muy corta para describirlos, ellos eran las piezas de un rompecabezas de antaño que encajaban a la perfección. ¿De dónde Satoru Gojo conocía a la enigmática chica pelinegra de ojos color ámbar? ¿Qué tenía ella para poner s...