Capítulo 20

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Se puede comprar el trabajo de una persona, pero no se puede comprar su corazón. En el corazón está su lealtad y su entusiasmo. Tampoco se puede comprar su cerebro. Allí están su creatividad, su ingenio, sus recursos intelectuales
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Layla

¿Porque me pasan estas cosas a mi?

Solo quería que fuera otro día normal en la oficina...

Me sentía sofocada en ese pequeño lugar, no era claustrofóbica pero definitivamente no era tan ameno tampoco. El calor era insoportable y no había mucha luz, tampoco mucho espacio para estirar las piernas con otra persona aquí.

Esto no debería pasar, se supone que son edificios muy seguros

Estoy encerrada en el ascensor del edificio de trabajo.

Muy cliché... Lo se

¿Lo hacemos un poco peor?

Estoy encerrada en el ascensor con mi jefe.

Si. Él señor James

Max

Y yo que pensaba que hoy era mi día de suerte.

Vuelvo y repito. Esto no debería pasar. Hubo un bajón de electricidad y todo el edificio se quedó sin luz por aproximadamente 5 minutos, al llegar la energía, todo volvió a funcionar salvo el ascensor ya que estaba en movimiento y provocó un freno de emergencia del cual no puede salir. Estamos atrapados entre el piso 18 y 19.

No podemos caer, eso ya me lo aseguró James, pero llevamos aquí más de 20 minutos y ya  estoy impaciente por salir. Con el teléfono de emergencia pudimos avisar de nuestra situación y según, ya están trabajando para sacarnos. Pero de forma muy lenta.

Así que. Esta es nuestra situación.

Respiro hondo y recuesto mi cabeza en la pared metálica, estoy sentada en una esquina
Sobre mi chaqueta para amortiguar, James está sentado al frente mío en una posición igual y tenemos las piernas estiradas a un lado para no incomodar al otro.

No hablamos más que para tranquilizar un poco el ambiente, solo nos quedamos en un silencio  podría decirse  cómodo. Cuando sentía su mirada en mi cerraba los ojos y trataba de distraerme.

— ¿cómo se encuentra?

— estoy bien señor James, no se preocupe

—creí que habíamos dejado las formalidades

Suspiré y lo mire -— lo siento... Max, entenderás que no es una situación muy agradable

Se encogió de hombros — yo no me quejo — sonrió

Mierda

Le devolví la sonrisa un poco tensa y volví a mi posición con los ojos cerrados. Lo sentí moverse y acomodarse a mi lado pero no dije nada, ni reaccione.

— ¿que tal si jugamos? — susurro en mi oído y me puse en alerta

Di un pequeño salto en mi lugar y lo mire, estaba tranquilo y divertido, su propuesta me erizo la piel.

— ¿que clase de juego? — murmure

Sonrió — no lose — lo pensó — que tal ese juego de las 20 preguntas, aprovechando este tiempo para conocernos mejor. Si no le gusta esta bien, solo quiero distraerla un poco

Pero ya le dije que estoy bien

— de acuerdo — asentí — emm... ¿Color favorito?

Rodó los ojos pero me contestó

De Principio A FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora