34 | DUCTOS DE VENTILACIÓN

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—¿Quién está vomitando? —dijo Lauren cuando se despertó a la mañana siguiente. Se levantó de la cama y dejó a Steve durmiendo, poniéndose la bata antes de salir de su habitación. Cuando vio a Hopper acostado en el sofá y a Joyce arrodillada a su lado, arqueó las cejas—. ¿Qué está pasando?

—Hola, cariño —sonrió Joyce—. No me di cuenta de que estabas aquí.

—He estado aquí toda la noche —respondió Lauren—. Steve está durmiendo —luego vió el rostro de Hopper—. ¿Qué demonios te pasó?

Hopper preguntó—: ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Un rato —respondió Joyce—. Te despertabas y te dormías.

—Sí, pero ¿cómo llegué aquí? —preguntó Hopper.

—Despacio —respondió Joyce—. ¿Qué es lo último que recuerdas?

—Me atacaron —dijo Hopper.

—Necesitas descansar —dijo Lauren, mientras Hopper se sentaba.

—Estoy bien —respondió.

—No, no estás bien, Hopper —protestó Joyce, y cuando Hopper se puso de pie y la sábana se deslizó, Joyce dejó escapar una exclamación y miró hacia otro lado.

—¿Y mi ropa? —preguntó Hopper.

—Uh... afuera —respondió Joyce.

Lauren negó con la cabeza—. ¿Te atacaron?

—Estoy bien —dijo Hopper—. Lo prometo.

Joyce se volvió hacia Hopper—. ¿Lo reconociste?

—¿A quién?

—Al que te atacó —respondió Joyce.

—No pude verlo bien —dijo Hopper.

—Tiene que ser del gobierno, ¿no? —preguntó Joyce, mientras Steve se unía a Lauren.

—Sí, pero si es del gobierno, ¿por qué anda merodeando? —preguntó Hopper, mirando a Steve—. Buenos días, Sr. Harrington.

—Buenos días, jefe —dijo Steve.

—Pensé que te había dicho que no se quedara a dormir —le dijo Hopper a Lauren.

—Solo se quedó porque no quería estar sola toda la noche. De todos modos, ese no es el problema aquí. ¿De qué están hablando? —preguntó Lauren—. ¿El Gobierno?

—Sí —dijo Joyce.

—¿Qué tiene que ver con esto? —preguntó Lauren—. ¿Quién te golpeó? ¿Lo atrapaste?

—No, corrió. ¿Por qué huye? —preguntó Hopper—. ¿Por qué no vimos nada ahí abajo?

—Preguntémosle —dijo Joyce, sosteniendo un bloc de notas.

—¿Qué es eso? —preguntó Hopper.

—Su matrícula —respondió Joyce.

—¿Y los guiones? —preguntó Lauren.

—Son espacios en blanco —respondió Joyce—. Creo que era una H o una P con esa parte borroneada. Y sé que había una Y. Estoy segura. Esa era una B, pero podría haber sido un ocho, y esa...

Hopper tiró el bloc de notas a un lado—. Sigue dedicándote a las ventas.

Lauren volvió a negar con la cabeza—. Me voy a vestir.

Joyce le sonrió a Lauren—. Que tengas un buen día, cariño.

—Gracias —sonrió Lauren—. Buena suerte con tu B, P y ocho.

GOLDEN | Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora