10 | MAD MAX

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Jim Hopper estaba de pie frente al campo de calabazas muertas. No podía entender por qué habían muerto las calabazas, pero algo no le sentaba bien.

—Bueno, tenías razón sobre estas calabazas —dijo Owens a su lado—. Es asqueroso. Y el olor... Santo cielo.

—Entonces, ¿qué cree que esté pasando? —preguntó Hopper.

—Bueno, ya le dije lo que creo —respondió Owens—. Pero haremos los análisis y veremos qué surge. Mientras tanto, mantenga la zona despejada. Solo uno o dos días.

—¿Qué le digo a la gente? —preguntó Hopper.

—Estoy seguro de que se le ocurrirá algo —dijo Owens, dándole una palmada en el hombro a Jim antes de alejarse.

—Oye, jefe, ¿me copia? —preguntó Powell por la radio.

—Sí.

—¿Te acuerdas de la chica rusa de la que hablaba Murray? —preguntó Powell, haciendo que el corazón de Hopper se acelerara—. Creo que no está tan loco después de todo.

Dios, pensó Hopper mientras escuchaba hablar a Powell, si no es Lauren, es El. Mis chicas me van a matar.

—Quédate donde estás —respondió Hopper, dirigiéndose a su camioneta—. No te muevas.





Lauren no había tenido el mejor día en la escuela. Fue seguida por susurros y acribillada por los agujeros ardientes que dejaban los ojos de la gente mientras caminaba sola por el pasillo. Nancy y Jonathan se habían saltado la clase juntos, dejando a Lauren sola para lidiar con las repercusiones de caer presa de Billy Hargrove.

Mientras caminaba, alguien la empujó y una voz femenina dijo—: Mira por dónde vas, perra.

Los libros de Lauren se derramaron por el suelo y, mientras se agachaba para recogerlos, otra figura se le unió. Al levantar la vista, vio a Steve recogiendo sus libros y papeles, con una expresión de enojo en su rostro.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Lauren en voz baja.

—Ayudándote —respondió Steve—. ¿Estás bien?

—La gente sigue mirando —dijo Lauren, mientras ella y Steve se ponían de pie, con los brazos llenos de papeles sueltos y libros—. Probablemente lo hayan escuchado.

—Sí, creo que sí —respondió Steve, recordando la clase que tuvo una hora antes, donde se vio obligado a escuchar a Billy declarando que había logrado acostarse con Lauren Carter.

Steve sabía que no era cierto, pero aun así lo enfadó. Todo el mundo la había visto salir de la fiesta esa noche, y había visto a Billy perseguirla y no regresar, así que todas las tonterías que Billy soltaba acerca de llevarla a su casa y dormir con ella habían sido creídas por todos los tontos de la escuela.

—¿Qué han estado diciendo? —preguntó Lauren.

—No estoy seguro de que quieras saberlo —respondió Steve, mientras se dirigían juntos por el pasillo.

—Por favor, Steve —susurró Lauren.

Steve suspiró—. Billy les ha estado diciendo a todos que se acostó contigo.

Los libros de Lauren casi se le caen de las manos de nuevo—. ¿Qué?

—Lo sé —dijo Steve—. Y sé que no es cierto.

—Dios, qué idiota —murmuró Lauren—. ¿Cómo van las cosas con Nancy?

—No lo sé —respondió Steve—. No la he visto. Quiero decir, no la recogí esta mañana, así que se perdió el primer período. Me habló durante la clase de gimnasia y básicamente terminamos.

GOLDEN | Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora