19 | EL LABORATORIO DE HAWKINS

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Steve se bajó del autobús y levantó su bate, dejando escapar un silbido—. Vamos, amigo —dijo, silbando de nuevo.

Un traqueteo detrás de Lauren la hizo saltar cuando Max bajó la escalera—. ¿Qué hace?

—Ampliando el menú —respondió Dustin.

Lauren se unió a Dustin y Connor junto a la ventana mientras Max hacía lo mismo, todos tratando de ver a Steve a través de la oscuridad. Lauren apenas pudo distinguir su sombra a través del campo, balanceando su bate de un lado a otro, y trató de ignorar los latidos de su corazón. Trató de razonar consigo misma que si alguno de ellos se hubiera puesto en la misma situación, entonces sentiría el mismo latido errático de su corazón contra sus costillas, pero no pudo evitar sentirse específicamente abrumada dado que era Steve el que estaba ahí afuera, arriesgando su vida. No quería que muriera. Era su mejor amigo de la infancia y no podía perderlo.

—Está loco —comentó Max.

—Es sensacional —respondió Dustin.

—No, está loco —respondió Lauren.

Por encima de ellos, Lucas gritó—: Steve, ¡cuidado!

—¡Estoy ocupado! —gritó Steve.

—¡A las tres en punto! —gritó Lucas.

Los ojos de Lauren se agrandaron—. Mierda. ¡Steve!

Corrió hacia la puerta y la abrió, dejando que Dustin gritara—: ¡Steve! ¡Aborta! ¡Aborta!

Lauren vio a uno de los múltiples demogorgon correr hacia Steve, quien saltó al capó de un auto y salió del camino del mismo. Todos los chicos estaban detrás de ella, gritando a Steve mientras corría hacia el autobús. En el momento en que pasó por la puerta, Lauren la cerró de golpe, arrojando su peso contra ella en un intento de mantenerla cerrada.

—¡Mierda! —gritó Dustin.

—¿Tienen rabia? —preguntó Max.

—No pueden entrar —gritó Lucas, mientras Steve cubría la puerta con un metal y dejaba que Lauren se alejara—. ¡No pueden!

El autobús traqueteó peligrosamente y los chicos chillaron. Un demogorgon rompió el metal y Steve empujó a Lauren fuera del camino mientras levantaba su bate y lo empujaba contra el monstruo. Lauren condujo a los chicos hacia el medio del autobús, esperando que ninguno de ellos muriera esa noche.

—¿Hay alguien ahí? —preguntó Dustin, hablando a través de sus auriculares—. ¿Mike? ¿Will? ¡Por Dios! ¡Quien sea! —una garra apareció en la pared al lado de Dustin y Max, quienes gritaron—. ¡Estamos en el viejo depósito de chatarra y vamos a morir!

—¡Steve! —gritó Lauren insegura, mientras observaba el techo del autobús moverse con cada paso que daba el demogorgon—. ¡Steve!

Miró hacia arriba a través del techo y vio una garra viscosa agarrarse al peldaño superior de la escalera, la cabeza del demogorgon apareció un segundo después. Max soltó un grito y Lauren la empujó hacia atrás mientras levantaba su bate.

—¡No! —gritó Steve—. ¡Fuera del camino! —empujó a Lauren hacia atrás y levantó su bate—. ¿Quieres un poco? ¡Ven a buscarlo!

Antes de que el demogorgon atacara, una serie de gruñidos resonaron en el depósito de chatarra. El demogorgon inclinó la cabeza, mirando a lo lejos antes de saltar desde el techo del autobús. Lauren lo vio desaparecer, dejando que su bate cayera a su lado.

Se volvió y se encontró con los ojos de Connor, viéndolos muy abiertos por el terror. Abriendo los brazos, dejó que la abrazara con fuerza—. Todo está bien.

GOLDEN | Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora