Inefable [ Rindou x Souya ]

III

En el hogar de los Kawata el escenario era extraño. Ambos hermanos se encontraban en la cocina tratando de hacer su cena, pero Nahoya aún mantenía el ceño fruncido por lo ocurrido con los hermanos Haitani. Souya, por su lado, aún se encontraba tratando de entender que es lo que Rindou quería con él. El olor a quemado hizo que ambos reaccionaran. Nahoya tenía frente a él una cacerola humeante y apenas fue capaz de salir de su trance. Ambos gemelos se miraron entre sí y luego miraron su inexistente comida

—Hermano ¡quemaste la cena! 

Souya apagó el fuego en ese momento. Ambos estaban muy distraídos, pero el más alejado de la realidad era el mayor. 

—Lo siento, lo siento, aj... 

Nahoya tomó la cacerola y echó el contenido a la basura. No estaba en sus cinco sentidos.  Estaba así desde ese encuentro y las cosas solo habían empeorado. La atención dispersa hizo que Souya tomara valor y preguntara por lo que pasaba por su mente.

—Hermano ¿estás bien?... sí me permites decir algo...en la tarde...creo que Ran...

—¡No pasa nada con él! ¿por qué lo mencionas? 

—Estás a la defensiva...—Souya notó cómo su hermano trata de evadir lo evidente

—Claro que no 

Souya vio cómo su hermano "huyó" de la cocina. Presentía por dónde iba el asunto, algo había escuchado por rumores entre Ran y su hermano. Quería que su hermano le dijera, pero nunca le mencionó nada tampoco quería presionar a su hermano. Por otro lado, estaba él y sus propias dudas, con aquello en mente dejó que su hermano se fuese.

Souya no había dejado de pensar en el episodio de la tarde. Nunca nadie le había pedido ser su amigo, todos los amigos que tenía los hizo gracias a la intervención de su hermano. A excepción de uno, Hakkai, pero esa era otra historia.

Esa noche, en su alcoba no dejó de mirar al techo, se preguntaba a si mismo si debía, o no, llamar a Rindou. Definitivamente le causó nerviosismo la reacción que estaba experimentando, pero por primera vez en su vida alguien quería ser su amigo. Debía intentarlo. Souya tomó valor y marcó el botón verde, uno, dos, tres pitidos.

—¿Hola? ¿Quién es? —una voz femenina contestó del otro lado, Souya estaba totalmente confundido ¿era una chica?

—Ho...Hola yo busco a Rindou —Souya trató de modular su voz

—¿Ah? Lo siento este no es su número, equivocado —el pitido de colgado sonó al otro lado

Souya miró la pantalla del teléfono confundido. ¿Acaso Rindou se había equivocado en darle su propio número? Ese pequeño acto de torpeza hizo soltar una risita al peliazul. Sabía que el fin de semana habría reunión de la Toman junto a Tenjiku, ahí le preguntaría a Rindou por su número nuevamente.

Un día, dos días, tres días, al cuarto día Rindou estaba sumido en la desesperanza. Ran lo vio con pena, sabía que esto pasaría, pero no se animó a decir algo con el riesgo de ser hiriente. Su hermano había pasado días mirando su celular por si llegaba un mensaje o una llamada, pero nunca pasó. 

—Rin ya deja eso, si sigues mirando así el celular harás que explote

—Tenías razón, no debí... ah... talvez sí debí pedirle su número... 

Los hermanos se encontraban en la sala de su hogar. Como cada noche estaban sentados uno al lado del otro. Claramente Rindou estaba desanimado, tenía la cabeza sobre la mesa y no dejaba de mirar la pantalla de su teléfono. Ran tenía la oportunidad para reforzar que aquella era una mala idea, pero no podía, era de su hermanito de quien se trataba. En un intento falso de ayudarlo inventó posibles escenarios.