Epílogo

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Rindou y Souya se subieron a la motocicleta del menor de los Haitani y partieron rumbo a los jardines Mori. Amaban el lugar, tenían un hogar, pero el jardín se convirtió en una especie de nido de amor. Al llegar no pudieron evitar robarse besos, caricias y risas enamoradas. Una lluvia de pétalos los bañó a razón de la brisa de primavera.

Al llegar a la casa del jardín Rindou cargó a Souya entre sus brazos. Ambos soltaron una carcajada por la escena, Souya se sujeto del cuello de Rindou y dejó un par de besos en sus labios.

La nueva pareja de esposos se adentró en el lugar, Souya se relamió los labios por la vergüenza al ver que el lugar estaba decorado con ramos de rosas blancas. Rindou lo cargó hasta llegar a la parte superior de la casa. La habitación era relativamente nueva, en el centro del cuarto había una gran cama decorada con pétalos de rosas rojas. Rindou miraba a Souya con una mirada enamorada mientras lo llevaba a la cama.

—¿sabes que te amo?... te lo diré toda la noche —Souya mordió su labio inferior

Rindou lo acostó sobre la cama y lo vio con suficiencia

—bueno... quiero que me lo digas mientras te hago mío ¿está bien? —Rindou dejó un beso en la mano de Souya

—está bien...haré todo lo que quiera mi esposo

Souya se acomodó sobre la cama, tomó la corbata de Rindou y lo atrajo hacia él. Rindou divertido gateo hasta llegar al rostro de Souya. Se unieron con un beso caliente y eso fue suficiente para quitarse la ropa que traían. De un momento a otro ambos ya se habían entregado en cuerpo y en alma una vez más.

Rindou observó con detenimiento la espalda de Souya, estaba llena de marcas lilas y se movía de atrás hacia adelante suavemente. Eran altas horas de la madrugada y aun se mantenían teniendo relaciones. Rindou amaba los gemidos que Souya dejaba escapar cada que embestía su cuerpo. Ver sus manos aferradas a las almohadas lo habían encendido mucho más. El rostro de Souya se veía hermoso de perfil.

—Rin...mi amor...más fuerte...dame más ¿sí?

Rindou salió de su letargo, pasó sus manos por la espalda de Souya y terminó por apretar la cintura de Souya. Rindou empezó a empujar su pelvis con mayor fuerza, Souya sintió como su esposo estaba tocando su punto dulce, eso lo hizo delirar de placer. Rindou estaba complacido por dejar marcas de sus manos en la cintura de su pareja. El peliazul se dejó venir, ya no aguantaba más. Rindou al ver el rostro de satisfacción de Souya decidió salir de su interior, voltearlo lo ayudó a vislumbrar no solo su rostro, sino también su pecho. Souya lo miró con un rostro sonrojado y apenado, se cubrió la boca tratando de calmar sus gemidos. Rindou no pudo evitar sonreír al notar el suave destello dorado del anillo de Souya. Sin pensarlo dos veces se adentró en el cuerpo del peliazul una vez más, Souya arqueó la espalda como respuesta. Rindou llevó las piernas de su esposo a sus hombros y nuevamente tomó sus caderas con firmeza e inició el vaivén tosco entre sus cuerpos.

—Rin...amor...ah...te amo...ah...amor...

—lo sé amor...lo sé...también te amo cariño...solo déjame marcarte...amo tu cuerpo...

Pasaron un par de minutos en esa posición. Rindou dejó escapar un par de gruñidos al sentir como Souya empujaba sus caderas hacia él. Eso fue suficiente para venirse dentro del cuerpo de su esposo. Rindou notó el rostro de placer del peliazul, su pecho estaba muy agitado, sonrió satisfecho y suavemente salió del cuerpo de Souya.

Rindou estaba cansado, fue un día agotador y lo único que deseaba era descansar al lado de su esposo.

Rindou se acostó al lado del cuerpo de Souya mientras se recuperaba del orgasmo que acababa de sufrir. Se frotó las sienes antes de ponerse de costado, se dedicó a observar el rostro de Souya, le parecía tierno verlo cansado y con las mejillas sonrojadas.

Inefable [ Rindou x Souya ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora