Inefable [ Rindou x Souya ]

XIII

Viajar sobre las nubes supone tranquilidad y paz, pero en otras circunstancias solo representaba melancolía. Ran y su hermano miraban las ventanas como si fuesen lo más interesante del mundo, de alguna manera lo eran, cada segundo de vuelo los alejaba más de las personas que querían. 

Un nuevo comienzo siempre causa malestar y disconformidad, pero en ese momento era lo que menos les preocupaba. Apenas habían llegado al país extranjero los hermanos se fueron directamente al hospital privado de su padre.

Los hospitales suelen ser lugares fríos y de colores blanquecinos, como si estuvieran ahí para recordar que no era un lugar agradable. Rindou se sentía más débil con cada minuto que pasaba, el cambio de clima y el viaje terminaron por dejarlo agotado. Los doctores revisaron su caso y confirmaron nuevamente que su condición era peligrosa. 

En la radiografía se vislumbraba flores de cerezo creciendo en los pulmones del chico, estos florecían sin control, poco a poco ocuparon el espacio de los órganos respiratorios. Al estar tan florecientes los capullos solo buscaban espacio y empezaron a crecer por medio de la tráquea. Rindou perdió poco a poco el oxigeno a razón de las flores, el daño que le producían era terrible. Su operación estaba programada a solo minutos.

Ran se sentía mal. El mayor de los Haitani temía por su hermano y la culpa por no cuidarlo lo estaba carcomiendo. De tanto insistir los doctores accedieron a darle unos minutos para verlo antes de la operación. Ran agradecía los privilegios de su padre solo en momentos como esos. Al entrar al cuarto de su hermano este apenas se mantenía consciente, la máscara de oxígeno cubría gran parte de su rostro y tenía los ojos soñolientos.

— ey...¿cómo estás Rin?

—Hermano...me siento terrible —Rindou trataba de sonreír para calmar a su hermano— mataría por estar en casa, un paseo en motocicleta...o estar con Sou...lo siento por seguir hablando de él

Ran miraba a su hermano con preocupación. Su hermano seguía aferrado a la idea de mantener al chico peliazul en sus recuerdos. Lo quería y era entendible.

—Rin dentro de poco te sentirás mejor, así que solo piensa en que estarás bien —Ran trataba de evitar lo inevitable, pero sabía que su hermano era terco.

—Rin...prométeme que harás que recuerde a Souya apenas despierte, háblame de él...así será un poco más fácil recordar... —Rindou miraba a su hermano con ojos suplicantes. Ran quería que su hermano dejara de preocuparse y asintió cansado

—Está bien...lo haré, solo porque me lo pides

Los doctores fueron entrando y esa era la señal para separarse.

—estarás bien hermanito...nos vemos en un rato

Ran acarició el cabello de su hermano de forma juguetona antes de salir y dejarlo solo. Rindou mentiría si dijera que no tenía miedo. Ya cansado y rodeado de tantos doctores solo atinó a ver el techo. Todo empezaba a verse borroso, hizo un esfuerzo por imaginarse a su hermano consigo, sus aventuras y viajes en su motocicleta; y por supuesto la primera salida que había tenido con Souya. Se rogó a si mismo no olvidarlo antes de que todo se tiñera de negro.

La operación había empezado. Ran se encontraba solo. Al ser un piso tan privado todo estaba en silencio y él era el único en el pasillo, su padre le dijo que tenía cosas que hacer, pero que sus mismos empleados lo llamarían si algo sucedía. Vaya padre que le tocó, pero así estaba mejor, Ran no soportaría esperar junto a su progenitor. Pasaron un par de horas y Ran se limitaba a mirar un gran reloj que estaba en la pared.

Los doctores se encargaban de tratar a Rindou. Habían ocupado bastante tiempo en llegar a los pulmones del chico, pero ocurrió algo desconcertante. Se preguntaban una y otra vez si era el paciente que debían tratar, porque claramente las radiografías que habían estudiado hace horas atrás no eran reales sobre el estado actual del chico que estaban atendiendo. Verificaron una y otra vez, pero era el chico indicado, entonces se dedicaron a buscar las dichosas flores que estaban matándolo por dentro, pero no había ni una. El cuerpo de Rindou estaba completamente limpio.