XXII

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Pedri

Too happy with ourselves
to notice when the change will come. ʼʼ

El entrenamiento había sido agotador, apenas quedaba un día para el partido contra Suiza y ya se podía apreciar en el comportamiento de Luis Enrique, no nos dejó descansar ni un segundo, y no me quería ni imaginar lo que le estaba costando a Unai al tener como hándicap su estado anímico.
Las veces que me crucé con Koke habían sido de lo más incómodas, realmente tenía miedo de que quisiera devolverme el golpe que le había dado días atrás, así que hice todo lo posible para que no me tocara en su equipo en ciertos ejercicios.
Solo me juntaba con Dani, Mikel, Ferrán y Pau, Eric se volvía insoportable cuando estaba con Koke, odioso, casi repelente, daban ganas de golpearle como al otro, pero si volvía a hacer algo similar estaba seguro de que no volvería a jugar con la Selección, así que me centré en el entrenamiento y en lo atractivo que estaba ese día Unai, llegué a pensar en lo desesperado que estaba yo por acostarme con él, cada vez que lo veía a lo lejos solo podía tener pensamientos impropios, solo esperaba no haberme visto como un viejo salido.

Al salir de los vestuarios vi a Luis Enrique a lo lejos, en el campo, recogiendo algunos balones que se habían quedado tras el entrenamiento, era el momento perfecto para tomar venganza por mi propia mano.
Me acerqué hasta él decidido de contarle con detalle todo lo que había sucedido entre Koke y Unai, probablemente luego me tacharían de chivato, pero aunque sonase exagerado no me sentía seguro teniendo al madrileño en mi equipo.
Luis levantó la mirada y me sonrió amablemente mientras sujetaba un balón debajo de su brazo.

— ¿Necesitas algo, Pedri? —preguntó sonriente, a lo que yo le devolví la sonrisa por pura amabilidad.—

— La verdad es que sí, es algo bastante serio... —rasqué nerviosamente mi brazo mientras mi mirada iba de un lado a otro, desde el cielo hasta los pies de mi entrenador, sus manos o solamente el horizonte, los nervios me estaban carcomiendo de tal manera que casi no daba ni hablado.—

— ¿Te has hecho daño en el entrenamiento o algo? —volvió a preguntar, esta vez su rostro solo expresaba preocupación y temor. Dejó caer el balón al suelo y posó su mano en mi hombro, esperando mi respuesta.—

— No exactamente, vengo a hablarle de un compañero. —me atreví a decir, incluso a mí me sorprendía que finalmente fuera capaz de hablar de ello aun recordando que Unai me pidiera, o casi exigiera, que no abriese la boca.— es Koke. —dije por último, ahora mirando los ojos del más mayor, que se encontraba con el ceño fruncido y la boca entreabierta, atento a mis palabras.—

— ¿Koke?, ¿ha hecho algo?

— ¿Recuerda el balonazo que le di sin querer el otro día? —todavía quería ocultar que realmente le había golpeado queriendo, no era un dato relevante, según yo. Él asintió, por lo que proseguí.— cuando llegamos al hotel, Koke se encontró con Unai, que fue uno de los que más se empeñó en defenderme, y aún encima le plantó cara en el entrenamiento. —tragué saliva, se me estaba secando la boca.— no sé muy bien qué es lo que sucedió, Unai no me dio detalles, pero el moratón que tiene en la mejilla se lo hizo Koke. —me sentí liberado después de contar lo sucedido, suspiré y cerré los ojos durante unos segundos, al ver que el asturiano tardaba mucho en responder, abrí los ojos de nuevo y lo miré. Estaba serio, o quizás sus expresiones denotaban decepción, era obvio que a ningún entrenador le iba a gustar que le dijeran que había peleas en su vestuario.—

— Gracias por decírmelo, Pedri. —me dio una palmada en el brazo y se alejó de mí, quizás esperaba que dijera algo más, pero supuse que debía pensar qué hacer, no era algo fácil.—

 𝐁•𝐎•𝐘•𝐒 : pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora