XXX

1.8K 51 32
                                    

Pedri

Just wait and see
It's not the end of the story ʼʼ

Los tres nos quedamos paralizados, un silencio incómodo solamente interrumpido por el sonido de la televisión inundó la habitación, ese sonido era lo único que confirmaba que el tiempo no se había parado, que solamente estábamos atónitos, y yo a punto de romper en llanto, la había cagado por una tontería y estaba seguro de que esta vez no iba a poder arreglarlo. Apenas quedaban dos días para el partido contra Italia, debíamos trabajar duro, era un rival fuerte, no tenía tiempo ni ganas de tener que esforzarme por solucionar algo que se suponía que no debía haber pasado.
Unai me miró, decepcionado o quizás triste, no pude descifrar con exactitud sus sentimientos, mi mirada se obligó a sí misma a observar hacia un punto fijo, lejos del cuerpo del portero.
¿Qué estaría pensando? Ni lo sabía, ni lo quería saber, solo necesitaba explicarle lo que realmente había pasado, pero en ese momento haría oídos sordos ante mi testimonio, estaba casi seguro.
Estaba harto de tener que pasarlo mal en ese viaje, justo cuando todo parecía ir bien, aparece un nuevo problema. Se me quedaba grande la situación, las diferentes malas experiencias que había tenido no me habían hecho más fuerte, solo hicieron mella en mi interior y me debilitaron.
Justo cuando casi mi corazón salió por mi boca por culpa de los nervios que rondaban por mi interior, vi por el rabillo de mi ojo cómo Unai negaba con su cabeza y salía de la habitación dando un portazo y tirando la llave al suelo.
Cerré mis ojos, suspiré lastimosamente y abracé mis piernas, escondiendo mi rostro entre las rodillas.

— La he cagado, ¿verdad? —preguntó Dani firmemente.—

— No, tú no, Dani, es culpa mía. —respondí casi sin fuerza en mi voz, no quería que el rubio se sintiera culpable por algo tan tonto.— aquí el único gilipollas que hay soy yo.

— Si yo no hubiera empezado a hablar de eso... —chasqueó su lengua, realmente parecía fastidiado.—

— No te machaques, de verdad, yo soy el que tiene algo con Unai, es mi responsabilidad. —intenté tranquilizarlo, aunque el que realmente necesitaba eso era yo, pero quería asegurarme de que no había una tercera persona herida, quería dejarle limpia la conciencia, luego ya me ocuparía de Unai.— ¿debería ir a hablar con él? —pregunté para que Dani no pudiera seguir echándose la culpa y lo miré de reojo, ladeando un poco mi rostro, que nuevamente se veía apagado, y es que pocas veces había sonreído en ese viaje, donde me prometí disfrutar al máximo de esa nueva experiencia.—

— No lo sé, Pedri, pero cuanto antes se arregle esto, mejor. No quiero que haya malos rollos entre los tres. —asentí ante su consejo y me levanté de la cama, agachándome para coger la llave que había tirado Unai y que desconocía que tenía.—

— Luego te cuento, Dani, reza por mí.

Salí cabizbajo de la habitación, necesitaba gritar, romper algo o simplemente un abrazo, pero de él, no me servía nadie más en ese momento, solo sus brazos me harían sentir seguro.
Mi primera parada fue la habitación que compartía el chico con Pau, toqué varias veces la puerta y esperé impaciente, sin saber si realmente quería que el vasco estuviera ahí.
Me abrió Pau, que parecía haberse despertado por mi culpa.

— ¿Qué quieres, Pedri? —preguntó con la voz ronca y sus ojos entrecerrados me escanearon de arriba a abajo, supongo que se podía notar a leguas que algo no andaba bien.—

— ¿Está aquí Unai? Es que necesito hablar con él.

— Pues no, se fue hace un rato a darte la llave de no sé qué y no volvió todavía, ¿no te la ha dado?

— Sí, sí me la dio, pero tengo que hablar con él.

— No sé qué decirte, Pedri, estoy muerto de sueño y Unai no me ha dicho nada más que eso. —se disculpó con una cansada sonrisa y yo asentí apenado.— a saber qué os traéis entre manos... —soltó de repente y con cierta picardía, a lo que yo intenté sonreír.—

 𝐁•𝐎•𝐘•𝐒 : pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora