𝐁•𝐎•𝐘•𝐒 : pedri gonzález.

IX

Unai

"We were born sick" ʼʼ

Un pequeño empujón me despertó, parecía que Pedri estaba teniendo un sueño un tanto revoltoso, y ver las muecas que hacía era, en cierto modo, adorable.
Lo apegué bien a mí y suspiré sonriente, cerrando los ojos mientras apoyaba mi mentón sobre la parte superior de su cabeza, y pude comprobar que eso lo había calmado.
Nuestra habitación se encontraba en total silencio, parecía que ni Dani ni Eric habían pisado la sala, y me causaba curiosidad saber cómo habían dormido cinco personas en una misma habitación, pero, al fin y al cabo, eran todos amigos y no importaba compartir cama aunque fuera una noche, de hecho, era justamente lo que estaba haciendo yo con el canario.
Quería quedarme un rato más con él, aunque me costara admitirlo estaba a gusto, su cuerpo me proporcionaba la cantidad justa de calor, lo cual lo hacía más agradable, pero odiaba quedarme mucho rato en la cama al despertarme, sentía que estaba perdiendo el tiempo.
Con cuidado y sin despertarlo, aparté su cuerpo del mío y me levanté sin hacer ruido, dispuesto a ponerme lo primero que encontrase en mi maleta, simplemente quería ir a buscar un café y no me importaban mucho mis pintas.
Me dirigí hacia la cafetería del hotel con las manos en los bolsillos, todavía estaba frío el ambiente y parecía que el día continuaría así, pero de repente recibí una llamada, una llamada de Laia, mi pareja. Estuve a punto de dejar que el móvil sonase hasta que se cansara, pero no iba a servir de nada, luego la tendría que llamar yo de todas formas.

— Buenos días, cariño, ¿qué pasa? —contesté de la mejor manera posible, no me gustaba hablar por teléfono y mucho menos recién despierto.—

— ¡Adivina quién va a ir a Copenhague a verte! —exclamó emocionada y yo cerré los ojos, deseando que fuera una broma pesada.—

— ¿Qué?

— ¡Yo! Bueno, creo que era obvio, ¿no te hace ilusión? —preguntó con un falso tono de tristeza y yo negué con la cabeza, pensando en cómo se lo diría a Pedri.—

— ¡Claro! Me hace mucha ilusión, pero no hacía falta, estoy muy ocupado y no creo que tenga tiempo para ti. —intenté convencerla indirectamente pero no funcionó.—

— No te preocupes por eso, solo me hace ilusión verte jugando. —contestó y a lo lejos vi a Nora caminando hacia mí con una amplia sonrisa en su rostro.—

— Vale, vale, entonces ya nos veremos. Te tengo que colgar, me está llamando el entrenador. —mentí y finalicé la llamada, ni siquiera le di tiempo a responder.—

Nora se acercó finalmente y me dio un corto abrazo como saludo.

— Buenos días, Unai, ¿qué tal la primera noche en Copenhague? —preguntó.—

— Pues... un tanto peculiar, pero no hablemos de eso. —esbocé una pequeña sonrisa y la chica me la devolvió.— ¿tú qué tal estás?

— Un poco cansada, odio madrugar. —resopló y se encogió de hombros.— por cierto, ¿has visto a Pedri?

— Claro, hemos dormido juntos. —respondí sin darme cuenta de lo raro que podía sonar y abrí los ojos ampliamente de inmediato, insultándome por dentro.—

— ¿Juntos? —ladeó la cabeza y frunció el ceño.—

— O sea, ¡en la misma habitación! —reí nervioso y sentí un ligero calor en mis mejillas, la chica rió igualmente, parecía que había podido salvar la situación.—

— Ah... bueno, es que creo que necesito hablar con él sobre lo que pasó la otra noche. —habló, parecía un poco apenada, o quizás avergonzada, y no pude evitar recordar aquel incómodo beso, que por alguna razón no me había hecho gracia, y seguramente a Pedri tampoco.—