XXIV

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Pedri

Oh, and I'm afraid that's just
the way the world works.

It ain't funny, it ain't pretty,
it ain't sweet. ʼʼ

Desde el momento en el que Oyarzábal volvió a la habitación vi complicado volver a conciliar el sueño, tenía frío y mi mente solo estaba llena de imágenes de Unai, de la discusión que tuvimos hacía apenas unas horas. Agradecía poder abrazar a Dani para calmarme un poco, pero él dormía, así que me sentía solo. Me hice el dormido cuando Mikel se acercó a nosotros para comprobar si ya estábamos dormidos, y una ligera risita se escapó de sus labios, probablemente al vernos dormir tan abrazados. Supuse que al verme tan indefenso en los brazos de Dani decidió dejarme un superficial beso en la mejilla, que me hubiera hecho sonreír en otras circunstancias, en ese momento solo me quería tirar a sus brazos, pero no podía.
Se acostó en su cama y solo pasaron unos minutos hasta que el vasco se quedó dormido, ahí empecé a pensar qué estaría haciendo Unai, ¿estaría durmiendo tranquilo?, ¿estaría pensando en mí? Quería ir a mi habitación y colarme en su cama como había hecho la primera noche en Rusia, el cuerpo de Dani era reconfortante cuanto menos, pero nada se comparaba con los brazos de Unai.
Noté que Dani reforzaba el abrazo ligeramente, miré hacia arriba pero lo vi con los ojos cerrados, así que seguía soñando algo desconocido para mí.
Apoyé mi frente contra su pecho, pudiendo aspirar el suave aroma de su camiseta, enredé mis piernas con las suyas y clavé las yemas de mis dedos en su espalda, abrazándolo tan fuerte que logré escuchar un pequeño quejido por su parte.

— Duérmete, Pedri. —murmuró y soltó un tranquilo suspiro, removiéndose un poco en la cama.—

— Es que no puedo. —hablé en un balbuceo con la cara apoyada contra su pecho, el chico agarró mi mano y la acarició con cariño, suavemente y con lentitud.—

— No pienses en nada, céntrate en dormir.

— De acuerdo... —levanté un poco mi cara, casi me estaba quedando sin aire al estar tan pegado a su cuerpo, con las mantas casi cubriéndome la cabeza.—

— Venga, que vamos a despertar a Mikel. —besó mi frente y volvió a abrazarme.—

Cerré los ojos y me centré en sincronizar la respiración de Dani con la mía, con la tontería conseguí relajarme a los pocos minutos, cada vez sentía que mis párpados me pesaban más y más, hasta que por fin me volví a dormir.

[...]

Abrí mis ojos y me encontré a Dani y Mikel hablando en la cama, hablaban en un tono de voz bajo para no despertarme, pero finalmente me sacaron de mi séptimo sueño.

— Vaya, parece que al final se despertó. —comentó Mikel con una suave sonrisa. Llevó su mano a mi rostro y lo acarició con cuidado, mientras, yo abría mi boca en un cansado bostezo, que hizo reír a Dani.—

— Tranquilos, me tenía que levantar ya de todas formas. —estiré mi mano y cogí mi móvil, comprobando que, efectivamente, ya era la hora de levantarse.—

— ¿Cómo estás? —me preguntó ahora el rubio.—

— No sé, tengo sueño y me duele la cabeza, pero ya se me pasará. —me removí en la cama y me tapé hasta el cuello, cerrando los ojos por unos segundos.—

— Sueño tenemos todos, pero venga, ¡que hoy hay partido! —intentó animarme el catalán y me destapó, sintiendo una molesta brisa golpear mi cuerpo. Oyarzábal ya había comenzado a prepararse, pero yo necesitaba tomarme mi tiempo y autoconvencerme.—

 𝐁•𝐎•𝐘•𝐒 : pedri gonzález. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora