━━━━━━ ONLY ANGEL.
Leila Thornton era la melliza de Topper, y la princesa kook en Figure Eight, pero el destino se encarga de enlazarla con los pogues luego de aquel día de huracán.
JJ Maybank x OC femenino.
Outer Banks, temporada 1.
Estado: Term...
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capítulo veintidós: eres un desastre. ━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━
La chica rubia no recordaba con exactitud la primera vez que tomó la mano de un chico. Lo que si recordaba era la sensación sudorosa y cosquillosa que solía sentir con el vaivén de sus brazos con cada paso que daba junto al chico con quien estuviera. Aquella vez no era la excepción. La mano de Maybank iba junto a la suya, como si hubieran estado tomado de la mano con anterioridad. Era algo bueno para ambos, ya que debían parecer como si hubieran estado juntos desde hace años. No estaba tan lejos de la realidad, porque sí se conocían desde pequeños.
Tal vez con seis o siete años fue la primera vez que se vieron. Estaban juntos en primaria, y al ser una isla pequeña, les había tocado en el mismo grupo, a pesar de la gran diferencia en calificaciones; mientras la chica siempre estaba acostumbrada a recibir las mejores calificaciones, el pequeño rubio festejaba con felicidad su seis en matemáticas.
No se sabía cuando fue que los chicos se volvieron insoportables el uno con el otro, pero ahora aquellos dos se encontraban con sus manos entrelazadas, con una tensión entre sí, y entrando a una casa de empeño para fingir ser recién casados.
Leila apretó su mano inconsciente cuando escuchó la campanilla del establecimiento sonar, pasando el marco de madera anticuado y oliendo el olor a incienso inundar su atmósfera. El rubio a su lado miró al rededor, viendo las estanterías con joyas de oro. Thornton no quiso perder el tiempo, por lo que jaló al chico y ambos caminaron hasta el mostrador, donde una mujer morena se encontraba inspeccionando unas joyas doradas.
Soltaron sus manos, mientras que la rubia apoyaba ambos brazos sobre la superficie de cristal, llamando la atención de la mujer y asegurándose de que su anillo falso reluciera con el haz que se colaba a través de la ventana. Pisó disimuladamente el pie del rubio, a lo que este aclaró su garganta y se acercó más a su esposa falsa, quien tenía una sonrisa en su rostro al encontrarse con la cara de pocos amigos de la mujer. Esta soltó un bufido, apartando la caja con joyas a un lado y mirando a los jóvenes.
—¿En que puedo ayudarlos? —preguntó, y sus ojos no pudieron retenerse y bajaron sutilmente a los anillos que ambos adolescentes tenían.
—Venimos a venderles oro —el rubio contestó.
—Sí. Mi esposo y yo fundimos unas viejas joyas familiares, unas simples reliquias que ya no queremos —la kook enfatizó en el término otorgado al pogue a su lado, quien asintió con una sonrisa al escuchar ser llamado esposo, mientras tamborileaba sus dedos sobre el mostrador con algo de nerviosismo.
—Bien, déjame verlo —la mujer de tez negra alzó su ceja escépticamente, mirando como los rubios sacaban una enorme pieza mal fundida de lo que una vez fueron lingotes de oro. La mujer tomó la lupa a su lado, llevándola a la pieza dorada y examinándola.