21. the gold.

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capítulo veintiuno:  el oro

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capítulo veintiuno:
el oro.
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La kook si había tenido sus aventuras y noches con algunos chicos en el pasado. Pero solo eran eso, una sola noche de fiesta. Se besaba con un chico al que nunca vería y no tendría que pensar en él o si sentía algo luego de aquello. Ahora era diferente. JJ Maybank no era cualquier chico pasajero o algún muchacho que no volvería a ver. El pogue prácticamente vivía junto con ella, y definitivamente no era solo una aventura o una noche, ambos lo sentían.

Respectivamente, a pesar de estar en silencio frente a la playa, ambos repetían la escena en sus cabezas, aunque tenían miedo de pensar sobre el beso por mucho tiempo, porque sentían que se delatarían en el silencio. Mantenían serenidad y ninguno se atrevía a verbalizar ni una palabra, ni siquiera un suspiro que pudiera alterar el momento.

El rubio admitía que ya estaba perdido, y que aquel beso fue la confirmación de aquello. Pensaba que esta le daría una cachetada o simplemente me insultaría por haberla besado, y tal vez esperaba eso para poder dejar de pensar en ella. Pasó lo contrario. Leila no se alejó, e incluso le respondió... o algo así. Siempre había sabido que la kook era atrevida, que podía besar sin miedo o vergüenza alguna, por lo que había imaginado sus besos de una manera más diferente. Pero seguía pensando que aquel beso había sido lo mejor que le había pasado en la vida.

—Así que... ¿te divertiste en la fiesta? —preguntó tímidamente el pogue mientras miraba la marea subir y bajar, rompiendo con las rocas en la orilla.

—Sí —contestó con la misma timidez del chico, juntando sus manos y haciendo una mueca sin que el pogue le mirase. Se sentía tonta, no entendía por qué ahora todo era raro y tal vez algo incómodo.

—Cool —asintió él.

—Okey —la rubia dejó atrás su timidez con una sacudida de cabeza, volteando su cuerpo y mirando el rostro de Maybank—. ¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó.

—Nos besamos —el pogue respondió con normalidad.

—Oh, ¿en serio? Gracias por el dato, Sherlock —rodó sus ojos—. Hablo en serio. ¿Por qué me besaste?

—No lo sé, ¿Por qué me respondiste el beso? —contraatacó mirándola, haciendo que esta abriera y cerrara su boca, tragándose sus palabras.

Ella sabía exactamente porqué. Era por sus ojos, su forma sarcástica de ser... y quizás por aquellas estúpidas mariposas que comenzaba a notar desde hacía una semana. Siendo sincera, meses atrás no se hubiera imaginado teniendo aquella conversación con el pogue, o tan siquiera pensando una gran parte del tiempo sobre él.

only angel  𖦹  jj maybank. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora