26. run away.

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capítulo veintiséis:  escapar

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capítulo veintiséis:
escapar.
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Sus largas pestañas entornaron en dirección a la ventana de la van. Escuchaba a los pogues, pero sus voces eran amortiguadas y lejanas, como escasos sueños luego de despertar de una pesadilla. Su dedo índice reposaba sobre una de sus mejillas, mientras controlaba su respiración. Sus ojos cristalinos se perdieron totalmente en el mogollo de verde y marrón que pasaba por la ventana, puesto que le velocidad del vehículo le impedía contemplar los detalles de la isla. No veía los árboles y sus hojas, ni los perros callejeros y mucho menos chicos en bicicletas, todo era un torbellino de colores verdes y opacos, y quizás eso incrementaba las náuseas que sentía revolcándose en el fondo de su estómago vacío. Quizás era hambre, pero la chica solo lo tomaba como nervios.

Se sentía como una novia de camino al altar, como una adolescente acomplejada en su primer día de preparatoria, como un hijo con cientos se llamadas perdidas de su madre. Respiró hondo una vez más, eliminando la imaginaria capa que sus oídos hicieron por unos minutos, y volviendo a escuchar con claridad y exactitud a los pogues.

—No podemos ir a tu casa, John B, podría ser muy peligroso —la morena comentó, sentada al lado de Sarah Cameron. La rubia oscura miró a la chica, quien le dedicó una fugaz mirada para luego mirar a John B. Leila pudo notar como sus manos, las cuales yacían sobre la superficie de tela del asiento, rozando entre sí. Desde allí podía sentir el frenesí y las corrientes eléctricas que probablemente ambas féminas pudieran estar sintiendo.

—No tenemos muchas opciones, chicos —replicó John B dando tomando una intersección. Había estado manejando sin un destino final hacía varios minutos.

—La casa de Sarah tampoco es un buen lugar, tampoco podemos acudir a casa de Kie, y mucho menos a la mía —añadió Pope desde el asiento copiloto. Su mirada estaba fija en cada esquina de las calles, esperando no ver algo fuera de lugar o extraño.

—La mía esta descartada —comentó Maybank.

—Yo quizás conozca un lugar seguro —habló por primera vez la rubia de mechones casi platinados. Todos la observaron, pues no había vociferado ninguna palabra luego de lo ocurrido—. No es el más cómodo, ni limpio pero creo que es buen lugar para escondernos.

John B inmediatamente supo cual era la dirección en el segundo en que la rubia mencionó el lugar. Llegaron en cuestión de minutos. Dejaron la van aparcada dentro de unos arbustos, siendo cubierta por un pastizal llego de pequeños insectos voladores y quizás una que otra serpiente. Sus zapatillas y botas se mancharon inmediatamente de lodo, caminando por el terreno traicionero. JJ Maybank iba junto a la rubia, a lo último de la pequeña fila que habían hecho mientras caminaban. Frente a ellos estaban Sarah y Kiara, y los primero caminando eran John B y Pope.

only angel  𖦹  jj maybank. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora