—No puedo creer que voy a decir esto —dijo Suigetsu, pasándose la mano por la boca, como si intentara quitarse el sabor amargo que le había quedado desde que dio la factura del laboratorio clínico —, pero estoy muy decepcionado de que no sea sangre.
—¿Por qué? Eso es bueno —dijo Karin.
—Por lo que nos costó esta mierda.
—Proteína mioglobina —repitió Jūgo —¿Eso no es sangre?
—No, según entiendo —respondió Sasuke, doblando el resultado del estudio para devolverlo al sobre —, es algo que está en los músculos, la sangre está en las venas y arterias.
—¿Cómo lo rojo de los cortes de carne? —tartamudeó Karin.
—Sí.
Los cuatro se sumieron en un silencio incómodo, sentados alrededor que la pequeña barra que separaba la cocina de la sala-comedor, aún vacía.
—¿Y ahora qué? —preguntó Suigetsu — ¿Nos mudamos?
—No podemos —apuntó Sasuke —. El contrato es por seis meses o pagar una compensación, y hasta donde sé, no tenemos dinero.
De nuevo el silencio.
Ya todos habían conseguido un trabajo, no especialmente bien pagados, pero considerando sus circunstancias, cualquier cosa que proveyera comida en la mesa, agua caliente a la ducha y papel higiénico en el baño, era bienvenida.
Sin embargo, el primer pago de una recepcionista de medio turno, un almacenista, un vendedor de mostrador y un asistente-saca-copias, se había visto abruptamente reducido por una prueba de laboratorio que demostraba que eso con lo que habían despertado Karin y Sasuke, completamente cubiertos, no era sangre, pero sí estaba medianamente relacionado, aunque de una manera más confusa.
Viéndolo de esa manera, comprendían un poco la decepción de Suigetsu.
—Voy a preparar la cena —dijo Karin, poniéndose de pie.
Sacando un repollo de buen tamaño y un cuchillo, claramente iban a comer de nuevo sopa, aunque al menos había unas zanahorias para combinar.
Tal como se había hecho rutina, Sasuke sacó su computadora. Los chicos lo miraron con incredulidad. No podían entender por qué estaba tan obsesionado con revisar todos los documentos de la fallida empresa.
Uno a uno, por horas, revisaba contratos, minutas de las reuniones, correos.
¿Qué esperaba encontrar?
Ellos ya habían echado tierra en el asunto, lo único de lo que se habían asegurado, era de tener en regla los pagarés de sus deudas y promesas de pago que les evitaran demandas.
Karin le acercó una taza de té de hierba de limón, lo único que se habían podido permitir hasta el momento, aunque al menos era bueno para el sistema cardiovascular, el inmunológico y quién sabe qué más, según la anciana del piso de abajo que les regaló una jardinera de buen tamaño y un paquete de la hierba seca.
—¿A mí no me vas a dar? —preguntó Suigetsu. Por respuesta, ella solo sacó la lengua.
—Sírvete tú.
—Iré por huevo —dijo Jūgo, echándose hacia atrás, haciendo chirriar la silla en la que estaba sentado.
—Claro —masculló Suigetsu con una sonrisa torcida, caminando hasta la estufa para servirse lo que en su imaginación era un trago —, ve y folla cuanto quieras.
Karin se giró, enarcando una ceja, mientras que Jūgo salía aprisa del departamento.
—¿De qué hablas?
—¿No te parece raro que, de ayudante general, lo hayan promovido a almacenista en una semana?
El gesto de Karin se acentuó.
—Tiene un máster en cadena de suministro —dijo Sasuke, sorbiendo el té.
—Y me imagino que esa es una virtud que una viuda de cuarenta años con una pequeña tienda de autoservicio valora mucho.
Sasuke se detuvo, mirándolo por encima de la pantalla, sin embargo, Suigetsu solo se encogió de hombros, recargándose en el muro mientras sostenía la taza por el lado opuesto al asa, una peculiaridad que jamás iba a entender.
Antes de que pudieran decir nada más, Karin chilló, saltando hacia atrás mientras las puertas de la alacena se abrían de golpe.
—Estamos perdidos —dijo Suigetsu.
Comentarios y aclaraciones:
Ok, modifiqué la frase, lo confieso, debería decir "el mundo está perdido", pero quedaba raro.
¡Gracias por leer!
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La conjura de los INcrédulos
FanfictionQuebrados, desempleados, abandonados y muy endeudados, Sasuke, Karin, Suigetsu y Jūgo deberán enfrentar su fracaso como adultos profesionales independientes, en un sitio del que no podrán escapar... tal como pasó a los últimos inquilinos. /•/ Ficto...