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Abandono‌ ‌Voluntario:‌ ‌‌Los‌ ‌personajes‌ ‌de‌ ‌Hetalia‌ ‌le‌ ‌pertenecen‌ ‌a‌ ‌Hidekaz‌ ‌Himaruya.‌ ‌

Día‌ ‌4 ‌del‌ ‌#Flufftober‌ ‌de‌ ‌Es‌ ‌de‌ ‌fanfics:‌ ‌Beso Indirecto.‌ ‌

Advertencia:‌‌ Varios personajes (?) ‌


«BESO INDIRECTO»

¿Alguna vez se dieron la oportunidad de jugar paintball en su ciudad? ¿No? Pues, si es así, habrán sentido lo mismo que Francis Bonnefoy y Arthur Kirkland, que están jugando por primera vez. En cuanto a Alfred, no.

En la primera ronda, tanto su equipo como algunos espectadores quedaron boquiabiertos al ver su destreza en el manejo de armas. Y no solo eso, sino también con la rapidez en la que se movía por la campiña; arrastrándose, ocultándose y disparando desde puntos estratégicos como todo un soldado.

Curiosamente, Alfred no es el único con esa destreza, Iván no se quedaba atrás. A pesar de su gran tamaño y de ser visualmente lento, el ruso demostró ser todo lo contrario, atemorizando incluso a los jugadores que esperaban su turno.

Ya en la ronda de muerte súbita, Iván y Alfred demostraron que se seguían odiando, a pesar de estudiar juntos y convivir mucho más de lo que pensó Francis. Pero, este mismo, nos aclara que solo se trata de una rivalidad amistosa, nada más. Ya tuvo la oportunidad de confirmar sus sospechas en el transcurso de esas semanas, para estar seguro, y no va a negar que también se molestó. Que tardara tanto para darse cuenta, ¡si es tan obvio!

Lo que no es obvio para él, es que ninguno de los dos se diera cuenta de sus sentimientos hasta ahora. ¿Qué tan despistados pueden ser? Bueno, si viene por parte de Alfred, lo entiende. Pero, ¿Iván?

El mencionado, por cierto, sonríe al ver la puntuación final en el pizarrón. Su equipo había ganado.

Alfred chasquea la lengua, quitándose el casco.

— Otra ronda.

Iván le mira intensamente, dispuesto a aceptar el reto. Pero, al darse cuenta de esto, Arthur interviene.

— Espera, Al. Hay varios que están esperando su turno. Sé un buen perdedor, ¿quieres?

— ¡Oye!

Francis se ríe mientras la multitud cuchichea.

— Esa mirada sí que fue intensa, ¿no crees? —Comenta divertida una de las universitarias, a lo que Francis escucha con atención—. Deberían declararse ya.

Su acompañante asiente, riéndose un poco.

Al parecer, no es el único que llegó a esa conclusión, piensa Francis.

Por su parte, y sin enterarse de nada, Iván se quita el casco, haciendo suspirar a varias chicas porque, en serio, es guapo, a pesar de lo atemorizante que puede ser.  Empieza a secarse el sudor de la cara con un paño húmedo mientras Alfred comienza a ver las zonas donde, asume, le saldrán moretones.

Arthur le golpea cuando se levanta el polo, bajándose un poco el borde del pantalón. Vaya presunción de mostrar así su cuerpo.

De su mochila, Iván saca una pequeña cantimplora.

— ¿Acaso trajiste alcohol? —pregunta Alfred al darse cuenta.

Iván le mira de reojo, empezando a beber y no se detiene hasta estar satisfecho. Cuando aleja la cantimplora de su boca, le responde.

— No —miente. Alfred se ríe porque sabe que sí es, y lo más seguro es que sea vodka.

Jeez, deberías tomar agua, ruski.

Para sorpresa de todos, Alfred le entrega su botella.

Iván sujeta el envase y lo mira por un rato, no tan seguro de querer disolver así el sabor del vodka. Aun así, bebe... 

¿Acaso se trata de un beso indirecto? No, por supuesto que no. Alfred ni había bebido. Pero, como Arthur no sabe eso...

— No se trata de un beso real, no se trata de un beso real —repite en susurros, recordando inevitablemente las conclusiones de su novio. Mira de reojo a Iván, fulminándole con la mirada mientras este sigue bebiendo tranquilamente, y hubiese seguido así de no ser por Francis y sus comentarios lascivos. Aunque, como estos son igual de evasivos, Iván no los entiende del todo, muy al contrario de Alfred, que se sonroja.

Francis se pregunta entonces cómo hubiese reaccionado su versión adolescente al escuchar sus recientes comentarios. Arthur le reclama.

— No entendí a qué quería llegar Francis.

Alfred rueda los ojos, riéndose un poco de la inocencia que a veces muestra el ruski.

— Concluyó que nos estábamos dando un beso indirecto.

— ¿Un beso indirecto?

Yep. Pero no se dio. Yo no toqué el pico de la botella.

— Pero... Un beso indirecto es cuando uno se besa los dedos y los coloca en alguna parte del rostro contrario. Así.

Y..., por el amor de dios, ¡lo hace!

Iván besa sus propios dedos índice y medio, y los dirige directamente a los labios de Alfred, sin pensarlo siquiera, provocando un inevitable sonrojo en el estadounidense, y ni qué decir de él. Ambos se quedan inmóviles, mirándose fijamente en esa posición, sorprendidos y avergonzados, pero con el corazón latiendo a mil veces por segundo...

¿De verdad está sucediendo? Sí, y lo cierto, es que esos dos se convertirán en la comidilla de la universidad por mucho tiempo, claro, una vez que los demás salgan de su shock.

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N/A.: Me encanta la inocencia de Iván 😍


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