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Día 29 del #Flufftober de Es de fanfics: Champán.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.


División

La fiesta de graduación. El evento más importante de la adolescencia estadounidense, donde un sinfín de emparejamientos se anuncia. En el caso de Alfred, pues... no hay tanta pomposidad. Recuerden que, a pesar de su fama, es un ñoño. Aun así, consigue graduarse en compañía de una de las chicas más populares de la escuela, Sey-Sey.

Iván se sorprendió cuando escuchó la noticia, pero no le dio más importancia.

Así, cuando llega la noche de graduación, Alfred se aparece con Sey-Sey colgada en su brazo, esperando que nadie se entere de que se trata de su prima...

Francis aparece en compañía de Emma, en su intento de sacarle celos a Arthur, que va acompañado de la hermana menor de Kiku, Ling-Ling.

Pronto, el polideportivo se empieza a llenar de adolescentes con hormonas alborotadas, esperando ansiosos a que llegue el momento clave para festejar como se debe, mientras el director anuncia a los nuevos Rey y Reina de la graduación.

Francis Bonnefoy y Elizabeta Héderváry.

Ambos agradecen a la audiencia y es Elizabeta quien debe abrir el baile. Sin embargo, para sorpresa de todos, no lo hace con Francis, sino con Iván Braginski.

La multitud mira asombrado como Iván, vestido de traje, extiende su mano hacia Elizabeta, que trata de ocultar su nerviosismo.

Toma la mano de Iván con torpeza, pero Iván consigue que ambos se dirijan al centro de la pista de baile, sin tropezarse.

Alfred mira la escena con una extraña sensación y cuando Iván abraza a Elizabeta tras un giro rápido, aparta la mirada, bufando.

Arthur no le escucha cuando Alfred le dice que irá por un trago, más atento en Francis y su mano sobre la cintura de Emma.

Alfred sujeta una copa de champán y toma su contenido de un solo trago. Repite el acto unas cinco veces y puede que ya este borracho. Aun así, consigue bailar decentemente con Sey-Sey, antes de que la fiesta tome otra direccional.

Algunos alumnos comienzan a irse y Alfred decide hacer lo mismo, pero solo termina yendo a la cancha, sentándose en las gradas con una botella de champán en la mano.

— Oh. No sabía que había alguien aquí.

Alfred termina de tomar lo poco de la botella y mira hacia donde proviene la voz.

Ruski!

Yankee... —Pronuncia Iván con cierta extrañeza en su voz. Y no es por ebriedad. Ha tomado desde que tiene memoria... Lo que sucede, es que no entiende porque la euforia en la voz de Alfred, es como si estuviera feliz de verlo. ¿Lo habrá imaginado?

Alfred se levanta de su asiento y baja las gradas con rapidez, tropezando en algún momento para el susto de Iván, que pensó que rodaría.

Por suerte, no.

Alfred se ríe, recuperando la vertical y se desabotona los primeros botones de su camisa. Como que empieza a sentir mucho calor.

Iván sonríe.

Se dispone a irse, pero Alfred le detiene, abrazándolo por los hombros.

Iván parpadea, sin entender lo que sucede, pero, cuando huele el alcohol, lo entiende.

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