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Día 14 del #Flufftober de Es de fanfics: Peinar el pelo.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.


Cafuné

Una de las características más resaltantes de Alfred, y que siempre captó la atención de Iván, es su insólito mechón de pelo. Desde un principio, el ruso había hecho hasta lo imposible por saber si su vertical se mantenía gracias al gel... Bueno, es obvio que nunca lo supo. Por tal motivo, desistió en sus intentos de tocarlo y, resignado, minimizó sus ansias de curiosidad, hasta ahora.

A pesar de ser una noche calurosa en Central Park, una fuerte corriente de aire circulaba por los alrededores; siendo la causa principal por la que Iván había recordado la existencia de ese mechón. De reojo, mira su obstinada oscilación mientras Alfred sigue riéndose con los chistes de la película proyectada al aire libre.

Acomodándose en su posición, Iván cavila rápidamente sus próximos movimientos; y es tanta su fijación que Alfred se da cuenta del peso de su mirada. Dubitativo, le mira.

— ¿Qué sucede, ruski?

Iván frunce levemente el ceño, sin moverse ni sonreír, preocupando a Alfred con su rigidez. De repente, los espectadores se ríen por una escena, provocando que Alfred se gire al proyector, volviendo a distraerse. 

Iván, un poco harto de la situación, estira su mano hasta la cabeza de Alfred y, sin más, palpa su cabello sin recato alguno.

Alfred da un respingo con el casi manotón y le mira atónito, sin decir nada, a causa de su extraña concentración. No deduce que su mechón es la causa. Entonces, Iván encorva un poco los dedos, sorprendiéndose de la suavidad del tacto, muy contraria a la que imaginó.

Alfred le sigue mirando, sin entender nada, pero riéndose cada vez que siente cosquillas.

— ¿Qué haces?

Iván no le responde, solo hunde sus dedos entre las hebras doradas, levantando las cejas cuando el mechón se alza hacia el cielo, desafiando otra vez la gravedad. Alfred se ríe con la cara boba que pone y, en un impulso, quizás, se recuesta muy cerca de su pierna, esperando a que siga con el mimo.

Iván parpadea con el casi descarado movimiento, pero sonríe de igual forma, cumpliendo con el silencioso capricho. 

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