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Día 20 del #Flufftober de Es de fanfics: Tulipanes.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.

Connotación

La visita de Iván al herbario de Yao fue una sorpresa. Bueno, no tanto, porque Yao ya había previsto que el ruso iría a su tienda, luego del breve reencuentro que tuvieron en el restaurante de Francis.

Iván empieza a recorrer los cortos pasillos de la tienda, olisqueando algunas plantas medicinales y deteniéndose en el estante de flores.

— Esta sección es nueva —Señala Iván, sonriendo como siempre.

Yao le da una calada a su pipa.

— Es lo que más vendo —responde, pensando que no a todas las personas les gusta comprar medicina natural.

Iván se le queda mirando y como Yao ya está acostumbrado a ese tipo de miradas, la ignora, saliendo tranquilamente de detrás de su mostrador y acercándose cuando ve a un cliente entrar. 

Iván mira todo el proceso fijamente.

Cuando culmina su venta, Yao suspira, satisfecho.

— Tienes razón. Sí vende.

— ¿Verdad? —Responde Yao, sentándose otra vez. Iván sigue mirando las flores, llamando la atención de Yao, que le mira, recordando la frustración de todos sus conocidos sobre los sentimientos que aún no descubren, o no quieren admitir. Sonríe con suavidad.

— ¿Alguna vez le regalaste flores a Jones?

— ¿Eh?

— ¿No?

Iván piensa en sus palabras.

— No... ¿debería?

— No lo sé. ¿Qué tanto significa Jones para ti, aru?

— ¿Alfred...? —Demasiado, piensa Yao, para que le llame por su nombre... Sonríe con paciencia.

— Asumo que debes saber que las flores tienen un significado. El Tulipán, por ejemplo, le dicen la Flor del amor sincero; y cada color significa algo. Blanco: "Mi amor por ti es extremo"; Rojo: "Amor eterno"; Jaspeado: "Tienes ojos preciosos" y Multicolor: "Amor loco y extravagante".

Iván sonríe, acercándose.

— Los significados no coinciden con los que sé.

Yao se ríe.

— ¡Eso es culpa del internet, aru!

— Aun así... no creo que a Alfred le guste recibir flores.

— Quien sabe. Pero  sí saber lo que sientes...

— ¿Lo que... siento?

— Así es. Me di cuenta que ya no lo odias como antes, aru.

De repente, Iván desvía su mirada, sonrojándose un poco para sorpresa y vergüenza de Yao. ¿Acaso...?

— Iván, tú...

De repente, suena el celular del ruso. Iván saca el aparato de su abrigo y levanta las cejas cuando descubre una llamada entrante de Alfred. Con el corazón latiendo más rápido, responde.

Privet?

— Hey, ruski! —Se escucha la voz alegre de Alfred en la línea—. Hoy salí temprano del trabajo. ¿Quieres ir a comer algo?

Iván se queda mirando a Yao, sin mirarle realmente y asiente. Como sigue con la conversación, empieza a caminar por la tienda, siendo observado por Yao, especialmente cuando se detiene frente al estante de flores.

Iván sonríe con ternura, antes de colgar la llamada.

— ¿Iván, aru?

— ¿Me das un ramillete?

Yao se sorprende con la flor que señala Iván, pero sonríe, asintiendo.

Entonces, Iván sale de la tienda, sintiendo un extraño entusiasmo que, prácticamente, le hace correr. Es raro que lo haga. Quizás tenga que ver con la conversación que tuvo con Yao, sobre lo que siente por Alfred... Nunca hubiese imaginado que él...

Después de correr unas cuantas calles, Iván se detiene al ver a Alfred, esperándolo en la entrada de la estación del tren.

Al notarlo, Alfred sonríe, saludándolo.

— ¿Acaso viniste corriendo? —pregunta Alfred con cierta sorpresa, luego de que Iván se encuentra a su lado. Aun agitado, sonríe de oreja a oreja.

— Esto... esto es para ti.

Alfred levanta las cejas, sonrojándose.

— ¿E-eh? —Le mira e Iván le sonríe con tanta calidez que, inconscientemente, recibe el ramillete de girasoles. Traga un poco de saliva—. Pe-pero... no he emprendido nada aun, ruski.

Iván se ríe un poco, contagiando a Alfred su estado de ánimo.

— ¿Acaso hay otro significado? —Sonríe Alfred.

Da. Pero si quieres saberlo, búscalo en internet.

What?!

Para sorpresa de Alfred, Iván comienza a caminar, a lo que abre cómicamente la boca. ¿De verdad no le va a decir? Con algo de torpeza, saca su celular y empieza a buscar el significado de regalar girasoles, a lo loco, pensando que puede ser algo sobre que es un soberbio, pero...

Sonrojándose y apretando el celular, además del ramillete de girasoles, mira a Iván con el corazón acelerado. 

Él le está mirando también, desde su posición, sonriendo igual de sonrojado y, nuevamente, las palabras no son necesarias... Alfred sonríe. Le da el alcance a Iván, quejándose infantilmente por ser dejado atrás mientras el otro se ríe otra vez, caminando a su lado. 

Sin ser tan inconsciente como antes, Iván entrelaza sus manos, pensando que, de alguna forma, Alfred se había convertido en su sol personal...  

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N/A.: Solo Yao puede ayudar a Iván en estas cosas. ¿O no? 

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