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Día 13 del #Flufftober de Es de fanfics: Hora del baño.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.



«Zambullida»

Ser amigo de Feliciano Vargas, es tener acceso a cualquier tipo de entretenimiento y recibir invitaciones a lugares exclusivos y extravagantes como regalo, tal como sucedió con Yekaterina, que recibió indirectamente una reserva para dos personas en el spa Aire Ancient Baths. Lastimosamente, la cita coincidía con la cena formal con sus suegros y al ser la reserva un regalo, no podía postergarse.

Así que, con el dolor de su alma, le regaló los pases a su hermanito Iván, quien al principio no supo qué hacer con la reserva. Pensó en vendérselo a Francis, pero...

— ¿Eh? ¿Un spa? ¿En serio, man?

Iván mira los pases y asiente. Alfred se recuesta en su silla, pensando.

— Pero los spas son aburridos.

Sestra me dijo que está inspirado en los antiguos baños romanos.

— ¿Y?

— Se nota que no sabes nada de historia.

— ¡Hey! Si sé —Se ofende—. De niño quería ser arqueólogo.

Iván sonríe, gustándole saber más detalles de Alfred que antes ni loco le hubiese contado.

— ¿Entonces...?

— ¿Entonces qué? —Repite Alfred, de mala gana.

— ¿Irás?

Alfred niega, restándole importancia al asunto. Iván medita su siguiente movimiento y sonríe.

— Está bien, iré solo —Alfred no le hace caso. Mira el folleto, fingiendo sorpresa—. Lo que me sorprende es su sesión. ¿Tres piscinas de agua caliente?

Alfred rueda los ojos y le mira, preguntándose si es que va a estudiar o no. De repente, la palabra caliente resuena en su cabeza. Recuerda también los detalles relacionados a los baños romanos y se sobresalta.

— Oye, tú no puedes ir.

— ¿Por qué? —pregunta Iván con inocencia.

— ¿Cómo que por qué? ¡Tú no soportas el calor!

Eeeeh, pero si es un regalo de sestra. Además, quiero ir.

— No, ruski. Vende mejor las reservas.

— No.

Y ambos se miran en tensión, a pesar de que Iván trata de controlarse para guiarlos al mejor desenlace posible. Por suerte, resulta como quiere.

— ¡Pero qué terco eres! —En simples palabras, Alfred había aceptado.

Iván sonríe de oreja a oreja y mira el folleto, emocionadísimo de ir ahora.

Así, tal como sucedió con la salida al Skydive, Alfred e Iván se encuentran en un punto específico (Central Park, en esta ocasión) y se dirigen al spa.

Una vez llegan, Alfred silba con la lujosa decoración mientras Iván habla con la señorita de recepción, mostrándole los pases de ingreso.

La joven, con un acento raro europeo, les enseña donde está el vestidor. Desde ahí, les explica el tour que deberán seguir, señalándoles las rutas y pautas.

Iván asiente, aprendiéndose de memoria la información mientras Alfred asiente porque sí, un poco extrañado de que no haya nadie más. ¿No se supone que es un baño recurrente?

Aun así, no le toma importancia.

— Dice que podemos usar estas batas. Toma.

Alfred recibe la prenda y se dirige al locker número 50, empezando a desvestirse.

Iván hace lo mismo, un poco extrañado con que Alfred se fuera tan lejos. Aunque, si se lo analiza un segundo, de seguro lo hizo para tener algo de privacidad... ¿En serio?

Aun así, le resta importancia.

Alfred ingresa al primer salón, correspondiente al Tepidarium, y desciende las escaleras para meterse a la piscina, sumergiéndose y nadando por unos cuantos metros, antes de ponerse a flotar.

Por unos segundos está así, yendo y viniendo, hasta que escucha la puerta abrirse.

Iván había llegado.

Alfred se incorpora, a punto de quejarse, pero... se queda petrificado.

Iván termina de poner la toalla en la baranda de las escaleras y se extraña del silencio cuando l nota. Mira a Alfred.

— ¿Qué sucede?

Alfred abre la boca, sonrojándose con cada segundo que pasa. Finalmente, puede gesticular algunas palabras.

— P-po-po-po... —Bueno, siquiera hace el intento—. ¡¿Por qué mierda estás desnudo?! —La voz le sale agudísima, provocando que Iván levante las cejas y aún más con su exagerada reacción de levantarse y señalarle. Aprovecha el momento y se fija en la parte inferior de Alfred, notando que lleva un traje de baño.

— ¿Por qué llevas eso? Así no se bañaban en el pasado —le recrimina mientras desciende por las escaleras. Alfred balbucea, aún sin poderse creer que esté viendo a Iván DESNUDO.

Fuck, fuck, fuck, Ruski. ¡Ponte algo!

Iván no le hace caso. Es más, divertido con la reacción de Alfred, ¡SPLASH!, se tira de golpe en la piscina. El agua salpica por todos lados y como el estadounidense se encontraba cerca, termina atragantándose después de ser empujado por las olas formadas.

Cof, Cof, Cof.

Iván sale del agua, sacudiéndose y se para en la piscina mientras Alfred trata de normalizar su respiración. De haber estado solos, esa posición no hubiera sido cuestionada por nadie, en serio. Pero lo fue.

La joven europea se sonroja de muerte cuando ve la espalda y trasero de Iván, en una posición tan... dominante, mientras Alfred, sentado en el agua, tose... ¡¿Por qué tose?! ¡¿Con que se atoró?!

Avergonzadísima, deja caer la fuente de bebidas y sale corriendo despavoridamente del lugar. De seguro, su supervisora le reclamará, y no por no detenerlos de tener sexo en la piscina, no, sino porque no se quedó a mirar.

Iván escucha el ruido y se gira para ver que lo provocó, pero lo único que alcanza a ver es a la señorita de cabellos rubios y cortos, correr, antes de desaparecer por el pasillo. De repente, le tiran agua encima, tomándolo desprevenido, por lo que termina atragantándose también.

Y ahí, en ese momento, Alfred e Iván se hubieran peleado, de no ser porque la mente de Iván está en "modo infantil". Así que, le regresa el ataque, provocando que Alfred se defienda y le lance agua también, riéndose.

De este modo, el lugar de relajo se convierte en una piscina pública, donde dos niños no paran de jugar... Una escena bastante enternecedora, si se lo piensan.

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