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Día 28 del #Flufftober de Es de fanfics: Comprando juntos.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.


Pausa

Hello! ¿Aquí venden ese polvo blanco?

— Lárguese, drogadicto.

Iván se ríe a carcajadas mientras Alfred empieza a agitar las manos, pidiéndole a la vendedora que no llame a la policía, casi entre súplicas. Ya cuando consiguió que no fuese enviado a la prisión, se gira hacia Iván.

— Ya deja de reírte, siquiera me hubieras ayudado.

Iván deja de reírse, mirándole.

— ¿En qué? Tú querías recrear la escena de Gokushufudou y yo te dije que no.

Alfred rueda los ojos. Le arrebata el carrito de compras y camina hacia el área de verduras.

Iván le sigue con una sonrisita.

— ¿Estás molesto?

— No me hables.

Iván alza las cejas en un gesto triste.

— ¿Fredka?

Alfred suspira, volviendo a rodar los ojos. Cuando ve a una vendedora con muestras, le arrebata un palito con carne y lo mete en la boca de Iván, volviendo a molestarse porque es el único modo que se le ocurrió para hacerle callar. Maldice. Malhumorado, se dirige a la caja para pagar.

Iván le sigue en silencio, masticando y por algún extraño motivo, la escena se le hace familiar. Deteniéndose, lo recuerda.

Alfred sigue caminando, sin darse cuenta que Iván ya no le sigue e Iván sonríe al recordar cuando no eran pareja. Es raro, porque en ese entonces recordaba que Alfred era odioso. Sin embargo, se llevaban muy bien, y a pesar que, posteriormente, congeniaron, no hubo indicios de querer ser algo más. Bueno, no por su parte. ¿En qué momento cambió?

Le da el alcance a Alfred, sonriendo, no sin antes tomar una caja de leche. Lo deposita en el carrito del súper, consiguiendo que Alfred se dé cuenta y sonría.

Rápidamente, Iván lanza una mirada al interior del coche y descubre lo que falta.

Alfred sonríe más cuando lo ve regresando con una caja de cereal y una bolsa de naranjas y queso.

— ¿Quieres que cocine algo en especial? —pregunta Alfred antes de que llegue su turno. Iván le mira, inclinando un poco la cabeza.

— ¿Quieres cocinar?

— ¿No quieres?

Iván piensa su respuesta.

— He mejorado en mi cocina, ¿sabes?

Iván sonríe, un poco embobado con que Alfred haya mejorado en algo que es pésimo. Alfred rueda los ojos, suponiendo lo que piensa.

— ¿Sabes qué? Olvídalo.

— Podemos hacer un postre juntos, ¿Qué dices?

Alfred le mira de reojo.

— ¿Happy brownies?

— Después porqué te llaman drogadicto.

— ¡Era una broma!

Iván sonríe.

Aprovechando otra vez que siguen aún en cola, Iván se dirige a la zona de repostería y toma los ingredientes que necesitarán para el cheesecake de arándanos que, piensa, prepararán.

Al volver, Alfred ya está en la caja. Apresura su paso, colocando los ingredientes en la barra transportadora y la cajera sonríe, sorprendiéndose cuando ve los anillos de compromiso, con un diseño de constelaciones a juego. Embobada, se traga un gritito.

— Muchas gracias por su compra.

Alfred le agradece también y sale de la tienda.

Iván suelta un largo suspiro, mirando hacia el cielo mientras Alfred se queja del frío. Pronto empezará a nevar. Al escucharle, como siempre, Iván rodea el cuello de Alfred con el extremo de su bufanda, haciéndole sonrojar. Quizás pronto se compre un auto, pero, por el momento, disfrutará la rutina que habían creado.  

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