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Día 30 del #Flufftober de Es de fanfics: Primera vez.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.

Advertencia: Lime/Lemon.


En cuerpo y alma.

La invitación tomó por sorpresa a Iván, pero accedió sin ningún problema. En consecuencia, ¡noche de karaoke!

Alfred aplaude como cada vez que escucha a su novio cantar mientras Francis y Arthur pelean en el fondo. Lo más típico en sus rutinas. Sin embargo, había algo diferente para esta ocasión: La presencia de Kiku y Sey-Sey.

La joven morena mira la escena fijamente, sorprendida de que Alfred tenga a Iván como novio. Es decir, tienen una historia de guerra juntos, ¿saben?

Por otro lado, se sorprende también que Iván, a pesar de su intimidante apariencia, sea alguien tierno y amigable. ¿Acaso sería...?

Con cautela, se acerca a Alfred mientras Iván escoge la siguiente canción. Le da un golpecito en el hombro.

— ¿Uh?

— Oye, Al, quería preguntarte algo.

— Dime.

Iván y Kiku se pelean por el micrófono, en una escena de acción, a lo que Alfred se ríe un poquito, dispuesto a ser el réferi. Pero Sey-Sey le detiene.

— Tengo curiosidad de algo. Ya llevas, eh, ¿un año? Con Iván, ¿no?

Alfred parpadea, asintiendo.

Yep, ¿por?

— Bueno, es que Iván luce grande, así que me estaba preguntando si... también... Ya sabes. ¿Lo es? ¿No te duele? —Alfred le mira en silencio, sin entender—. ¿O lo hacen al revés?

Eeeeh... what?

Sey-Sey se sonroja.

— ¡Ay, Alfred! No te hagas.

— Es que no entiendo.

Entonces, Sey-Sey hace un gesto obsceno con los dedos, que hace sonrojar a Alfred. Eso basta para que Sey-Sey entienda que no habían hecho NADA hasta ahora. ¿Es que viven en abstinencia o qué?

Aun así, lo que ella no sabe, es que Alfred si había tenido esos momentos de calentura con Iván. Lo que sucede, es que es tan raro pensar en sexo. Es decir, hasta hace poco fueron muy hetero-normativos, y el tamaño de Iván sí que había asustado a Alfred en más de una ocasión, quedando solo en tocamientos y una que otra... garganta profunda.

Alfred termina sonrojándose con los recuerdos y mira a Iván de reojo, que canta muy lindo Beautiful Girls.

Sey-Sey no sabe si reírse o desesperarse. Eso sí, odiando a Francis por no ayudar a su primo en esto. Así que, toma las riendas del problema y empieza a crear una lista de lo que Alfred debe hacer, o Iván, o quien sea, mientras Alfred parpadea. Le extraña bastante su determinación, pero no dice nada, pensando que ya después se le pasará. Pero no.

Cuando salen del karaoke, luego de que Kiku se despidiera, Sey-Sey se acerca a Alfred y le entrega una lista detallada, a saber, si por experiencia propia o no, provocando que se sonroje.

— ¡Puedo buscarlo por internet!

— ¿Qué cosa? —pregunta Iván.

Alfred arruga el papel, más rojo ahora mientras Sey-Sey se ríe, mirando la cadera de Iván de reojo para calcular mentalmente su tamaño, en base a su simetría. Al darse cuenta de lo que hace, Alfred se coloca delante de Iván, consiguiendo que Sey-Sey frunza el ceño.

Francis, encantándole el chisme, se acerca y Sey-Sey le golpea el abdomen mientras Iván mira a Alfred.

— ¿Pasó algo?

— Na-nada... Será mejor irnos.

— ¡Nada de comida, doce horas antes!

Alfred aprieta los ojos, arrastrando a Iván, pero tomando nota mental, sin poder evitarlo. Cuando llegan al campus, Alfred se despide de Iván y se dirige a su domicilio, pensando.

Los días pasan y Alfred se inquieta, un poco acalorado al imaginarse ese tipo de encuentro con Iván. Así que, por primera vez, decide tomar la iniciativa e investigar. Nada fácil. Incluso se pregunta por qué él y no Iván... Aun así, termina haciéndolo.

Después de una cita organizada, Alfred lleva a Iván a un hotel, sorprendiéndole, pero este no dice nada; solo le sigue en silencio, expectante con lo que puede pasar, más aún, en el interior de la habitación.

Cuando empiezan a besarse, Iván vuelve a embriagarse con el aroma fresco y vibrante. Alfred le devuelve el beso, sintiéndose nervioso mientras le quita su abrigo, siendo consciente de Iván, de su tamaño y de su cálido aroma...

Deja soltar un suspiro cuando Iván le besa el abdomen, deslizándose hasta dónde sea que se lo permite... Por ende, termina echando la cabeza hacia atrás, deleitándose con la humedad de su boca. Aprieta la mandíbula, gimiendo suavemente mientras Iván continúa.

Cuando termina, el ruso se relame los labios de una manera casi obscena y se dirige directo a su boca, besándole otra vez.

Alfred se deja llevar, pero cuando siente el peso de Iván sobre él, en la cama, le detiene.

— ¿Fredka...?

La grave voz de Iván ayuda a Alfred a reaccionar. Así que, usando su fuerza, cambia las posiciones, colocándose encima de Iván y mirándole con deseo.

Iván sonríe lascivo, recorriendo sus manos por la cadera y muslos de Alfred. Y vuelve a besarle de vuelta cuando Alfred se agacha para hacerlo, soltando un repentino gemido al sentir como humedece su miembro con algo frío... Está por separarse, pero Alfred se lo impide, besándole con más ímpetu, muy avergonzado.

El beso ayuda a que Iván se pierda, pero, cuando siente la mano de Alfred, rodeando su miembro y dirigiéndolo a un punto en específico...

— A-Alfred.

Por un momento, Iván se inquieta, alejándose un poco, pero al cruzar miradas con Alfred, cualquier duda se disipa.

Alfred vuelve a besarle, introduciendo lenta y cuidadosamente el miembro en su interior. Apoyándose en Iván, puede escuchar por primera vez los latidos de su corazón... Estar junto a Iván, así, por primera vez... Amándole de otra forma... Lastimosamente, le duele, a pesar de toda la preparación previa. Sin embargo, no se detiene. Incluso, Iván empieza a sobre estimularlo también, tocándole en los puntos más sensibles, aún besándole.

Realmente, desean esto.

Alfred aguanta un poco la respiración y suspira, antes de mirar a Iván. Sonríe cuando lo ve con los ojos cerrados, tenso, nervioso y con las mejillas sonrojadas.

— Iván... —Susurra suavemente.

Iván abre los ojos, refulgentes de nuevas emociones y primeras sensaciones, y sonríe. Con un extraño escalofrío, vuelve a besar a Alfred, esperando con paciencia a que marque su propio ritmo... Y, esta vez, no se detendrían. Es más, en voz alta dirían sus nombres, una y otra vez.

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FluffToberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora