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Día 15 del #Flufftober de Es de fanfics: Almas gemelas.

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.


«Almas Gemelas»

Dicen que cuando dos almas gemelas se encuentran, el universo se confabula para que no puedan separarse. Sin embargo, cuando se trata de dos existencias que nunca debieron existir, sucede lo contrario, a pesar de que siempre se reunían después de una serie de circunstancias fortuitas y casi predestinadas.

Wang Yao había sido testigo del nacimiento de su enigmático vínculo, así mismo de cómo adquirió la esencia de dos almas gemelas. Definitivamente, nunca debió suceder, pero ocurrió. Se volvieron amigos, se respetaron mutuamente y se desafiaron el uno al otro; y aun cuando se odiaron también... Esas existencias...

¿Por qué?

¿Por qué debían sufrir así?

¿Acaso no merecían ser felices?

A pesar de esto, de su continuo adiós, estas existencias se armaron de valor y recorrieron el doloroso trayecto que les deparaba la restauración del flujo del universo. Así, después de miles de millones de vidas, en una época distinta y en un universo ordenado, estas dos almas por fin volvían a encontrarse...

En gratitud, se les había concedido su silencioso deseo.

Y Wang Yao se sorprende de no ser testigo de la sensación trascendental que, de seguro, desbordó el enamoramiento inicial de estos dos. Claro, así hubiera pensado Yao si es que recordara sus propias expectativas y experiencias anteriores.

En silencio, el de ascendencia china, mira fijamente la afable discusión entre Alfred e Iván, un poco sorprendido con esta faceta, completamente distinta de la de su época de adolescentes. Quién hubiese imaginado que su odio transmutaría hasta convertirse en un... cándido amor...

Aiya, que raro sonó eso.

Aun así, sonríe enternecido con la sonrisa de Iván, terminando de colocar la botella de soya en su cesto. En medio de la cola de la caja, se pregunta cómo es que Alfred e Iván llegaron a descubrir sus verdaderos sentimientos por el otro...

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— Esos idiotas... Aún no se han dado cuenta —Se queja Francis mientras termina de decorar unos pastelitos.

Wang levanta las cejas, sorprendido.

— ¿En serio? Pero...

— Esa misma expresión puse yo —Tercia Sadiq mientras saca la tercera ronda de pastelitos. Gilbert, que había escuchado en silencio, chasquea la lengua.

— A veces me pregunto qué tan idiotas pueden ser. ¡Hasta los corazoncitos les brotan!

— ¿Qué?

— ¿Corazoncitos?

— Yo me entiendo.

— ¿Entender qué? —pregunta Alfred mientras hace acto de presencia, ingresando a la cocina junto a Iván, para sorpresa del cuarteto.

— ¿Qué hacen aquí? —pregunta Gilbert, un poco asqueado.

Alfred sonríe tras olisquear el aire.

— Trajimos a Yekaterina, vino por ti —Señala a Sadiq, que da un respingo mientras Iván alza las cejas al reconocer el rostro de su antiguo casero—. No sabía que trabajabas con Francis.

— Yo tampoco sabía que trabajabas aquí, Yao. Privet! —Sonríe Iván.

Alfred se sorprende un poco de que Iván y Yao se conozcan, pero no dice nada. Aun así, es más que obvio los celos que siente por la repentina cercanía entre los dos...

Gilbert y Francis ruedan los ojos mientras Iván se enfrasca en una animada conversación con Yao, pensando que Alfred hablaría con Francis y Gilbert. Incluso con Sadiq.

Al final, sin darse cuenta de nada, Iván se queda con un panecillo y se gira hacia Alfred, haciéndole probar la crema, principalmente. Los otros cuatro se sonrojan.

Alfred abre los ojos, sonrojándose también, pero accede a probar.

— Sabe bien, ¿no?

Alfred asiente; y esta escena puede ser el más cliché de la historia, tanto que Gilbert se jala los pelos, maldiciendo su don de ver los sentimientos materializados en esos corazoncitos del mal. Aunque, solo puede ver los de su hermano Ludwig, su amigo Francis y ese par de tarados.

Por su parte, Yao sonríe muy muy feliz de ver por fin a esas dos almas gemelas juntas. Al parecer, todo lo vivido había valido la pena.

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N/A.: Un pequeño resumen de una historia relacionada a esta. Espero con ansias publicarlo pronto nun 

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