5

133 10 2
                                    

Abandono Voluntario: Los personajes de Hetalia le pertenecen a Hidekaz Himaruya.

Día 5 del #Flufftober de Es de fanfics: Cafetería.


«Vaho»

.

Para solventar los gastos extras de la universidad, Alfred empezó a trabajar en Twinkle stars, gracias también a la recomendación de Francis.

Al principio, trabajar en una cafetería no fue tan fácil como creyó. Además de su concurrida clientela, Berwald Oxenstierna terminó siendo un jefe estricto que rara vez hablaba... No, mejor dicho, nunca hablaba; muy al contrario de su socio Tino, un cuarentón de apariencia juvenil, amable y de paciencia infinita, justo como la de su compañera de puesto, Yekaterina.

Transcurrido ya un par de meses, Alfred pudo adaptarse perfectamente a la rutina laboral, manteniéndolo en equilibrio con sus estudios y su vida social, cuyo aspecto, por cierto, se ha mantenido sereno a pesar de ese incidente.

Sí, debería estar feliz por no convertirse en la comidilla de la SUNY, pero...

Exasperado, especialmente con la indiferencia de Iván, aprieta con más fuerza los teclados de la caja registradora. A este paso, terminaría rompiendo el aparato como el bastón de madera del trapeador... Por suerte, alguien golpea la puerta de vidrio, sacando a Alfred de su ensimismamiento.

Dirige sus ojos hasta la entrada y se sorprende de encontrarse con Iván.

Rueda los ojos.

— ¡Ya cerramos! —Le grita, sonrojándose inevitablemente.

Iván parece sorprendido de verlo ahí. Aun así, procesa sus palabras, hasta que señala su propio oído. No le había escuchado.

Alfred vuelve a rodar los ojos y se acerca a la puerta, señalando el letrerito de "Cerrado".

Iván suelta un "Ahh", quedito.

— Pero... vengo a recoger a mi sestra.

Sestra? —Repite Alfred, parpadeando—. ¿Te refieres a tu sister?

Sister —Afirma.

Wh... Wait. ¡¿Yekaterina es tu hermana?!

Iván se sorprende de que Alfred se sorprenda, porque, en la preparatoria, todos sabían sobre su relación fraternal, a pesar de apellidarse distinto. Asiente.

Alfred no lo puede creer. Así que, resignado y de mala gana, le abre la puerta, dejándole entrar.

Shit! Qué frío hace —exclama Alfred tras cerrar la puerta. Como el interior de la cafetería siempre está caliente, olvidaba a veces que ya es invierno.

Iván se ríe, quitándose su abrigo.

Da, y eso que no has ido a Rusia.

— Sí, sí. Cincuenta grados bajo cero. Eso ya lo sé.

La sonrisa de Iván se ensombrece. Sin embargo, decide no pelear.

— ¿Qué haces aquí?

Alfred le mira de reojo y vuelve a rodar los ojos. O sea, está vestido con los colores de la cafetería. Además, tiene una corbata bien puesta, un delantal y una boina... ¿Acaso no es obvio?

— Trabajo aquí —responde de igual forma, provocando que Iván se sorprenda otra vez. Curiosamente, sus gestos de sorpresa nunca duran para siempre.

FluffToberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora